Los barriles desaparecen de la Fiesta de la Cerveza
La digitalización llega al Oktoberfest, que se celebra desde 1810 en Múnich. El año pasado se bebieron 7,5 millones de litros de cerveza.
Empezó como una fiesta ligada a la realeza germana, allá por los inicios del siglo XIX. El entonces príncipe Luis de Baviera, se casaba en octubre de 1810 con Teresa de Sajonia-Hildburghausen. Para celebrarlo, convocó a los habitantes de Múnich a las afueras de la ciudad, donde se celebraban, entre otras actividades, carreras de caballos. Aquella fiesta adquirió carácter anual, y poco a poco, los puestos de cerveza fueron supliendo a las carreras ecuestres, comenzando siempre el primer domingo, tras el 15 de septiembre.
El conocido mundialmente como Oktoberfest, Wiesn para los muniqueses, es hoy, en su 183 edición, la Fiesta de la Cerveza por antonomasia, que ya se celebra en otras ciudades, entre ellas Madrid (hasta el domingo 25, en el Barclaycard Center). En torno a 7,5 millones de litros de este malteado, según los datos del ayuntamiento de Múnich, se bebieron los seis millones de visitantes que acudieron el año pasado al recinto de 104 hectáreas. Hasta 13.000 personas trabajan en él. Su impacto económico se cifra en 1.000 millones de euros, 364 de ellos, de gasto directo en su interior, donde conviven atracciones de feria, puestos de souvenirs y comida, y sobre todo, sus 14 carpas, el corazón de esta fiesta.
Aunque el término que mejor las define es el de pabellones. Las principales tienen una capacidad de entre 6.000 y 10.000 visitantes, y en un día a pleno rendimiento, se pueden llegar a servir 75.000 litros de cerveza. De hecho, el consumo de la bebida estrella de Baviera se ha disparado en los últimos años en el Oktoberfest:de 6,1 millones de litros en 2005 a los 7,5 millones del año pasado.
Algo que ha provocado que algunas de las marcas cerveceras dueñas de las carpas hayan tenido que ponerse al día. “De unos años a esta parte viene más gente a la fiesta, y consumen más. Por eso, vimos que necesitábamos un sistema que nos permitiese servir más cerveza de una manera más eficiente y rápida”, explica Ulrich Stief, maestro cervecero de Paulaner. El método tradicional de barriles impedía un ritmo de servicio constante, al perder presión a medida que la cerveza escaseaba, y al tener que reemplazarlos al terminarse.
En 2010, recurrieron a un sistema de tuberías y tanques centralizados, ideado por Siemens donde el flujo de la cerveza es controlado al segundo digitalmente, y que han ido perfeccionando cada año. Tres tanques, con una capacidad de 28.000 litros de cerveza cada uno, garantizan un suministro continuo a los tres pabellones de Paulaner, a través de 240 metros de tuberías, que canalizan la bebida según la demanda.
Además, la presión al servirse se mantiene constante, en torno a 1,5 bares, y un sistema electrónico la regula automáticamente cuando los tanques se vacían, y permitiendo que cada jarra, de un litro de capacidad, tarde en llenarse tres segundos, lo que equivale a servir a un ritmo de 20 jarras al minuto durante toda la jornada. Por la noche, un camión cisterna llena los tanques. El sistema de Siemens tiene un coste de 500.000 euros. Teniendo en cuenta que el precio de cada litro de cerveza cuesta 10,70 euros, y en un día normal, se venden en torno a 30.000 litros, la amortización está asegurada, y la cerveza, ya sin barriles, lista para los sedientos visitantes del Oktoberfest.
El camino del tanque a la jarra
28.000 litrosEn el piso superior de una de las tres carpas de Paulaner se ubican tres grandes tanques repletos de cerveza, con capacidad para 28.000 litros. Un sistema digital ideado por Siemens controla al segundo lo que se gasta.
TuberíasUn circuito de 240 metros de tuberías conecta los tanques con los grifos de las barras. La cerveza fluye por ellas a una velocidad de más de 25 centímetros por segundo, y su temperatura se conserva entre uno y tres grados.
Servir sin pararCon una presión constante en torno a los 1,5 bares, corregida electrónicamente a medida que los tanques se vacían, cada jarra de un litro de cerveza se llena en tres segundos, lo que permite satisfacer la demanda de los clientes sin interrupciones.