"El IESE me cambió la vida"
Preside Bureau Veritas, la agencia de certificación que nació con los naufragios en 1828
Casi todo lo que nos rodea está certificado. Desde el ascensor a los aparatos eléctricos de casa, pasando por la ropa que vestimos, los electrodomésticos o hasta el material de oficina que puebla la mesa de trabajo. A eso, a certificar, se dedica la multinacional francesa Bureau Veritas. “Hay empresas que certifican porque se lo pide la ley, y otras que intentan estar por encima del resto, dando más garantías de las que tienen que dar, como hace por ejemplo Inditex”, explica el presidente ejecutivo de la compañía para España y Portugal, José Luis Manglano.
Esquiar en el Valle de Arán, el plan perfecto
La buena noticia de trabajar en algo que te gusta es que le puedes echar con gusto tantas horas como sea necesario. La mala, que ese tiempo se lo quitas a la familia. Manglano es presa de esta disyuntiva. Y lo ilustra de la siguiente manera: “Paso dos o tres días a la semana fuera de casa, hay veces que más. En 2008 estuve casi 200 días por Europa. Mi hijo, que entonces era pequeño, cuando veía un avión lo señalaba y decía: ‘Papá’. La gente se debía creer que yo era piloto”, explica.
Reconoce que trabaja los fines de semana, aunque lo ve normal en su posición. “Me pagan para ello. No corto, siempre estoy conectado. Intento contestar correos, llamadas y mensajes en tiempo real”, apunta.
Aun así, los fines de semana trata de pasarlos en familia. “Llevo 45 años yendo regularmente al Valle de Arán, me siento medio aranés. En verano hacemos rutas y en invierno esquiamos. Mis hijos practican desde pequeños, han ido a campeonatos de España y todo”, ilustra con orgullo. El deporte es otra de las vías de escape de Manglano, aunque no lo practica todo lo que querría.
“En verano, solemos correr los fines de semana. Mi mujer está muy en forma y trato de seguirla. También voy al gimnasio y juego al pádel. Tengo un equipo de fútbol siete, aunque empiezo a notar que los jóvenes hacen lo que quieren con nosotros”, reconoce.
Este madrileño de 48 años, criado en Valencia e hincha del Barça desde pequeñito, lidera desde la sede central de la compañía, en Sant Cugat del Vallès (Barcelona), el crecimiento de la empresa, del 3% en el último año. Acaban de estrenar un nuevo y luminoso edificio en la localidad barcelonesa. Además de ser energéticamente eficientes, con luces que se encienden y apagan según detectan a trabajadores, las nuevas oficinas no tienen ningún despacho. Ni siquiera para Manglano, que escogió una esquina para montar su espacio de trabajo, muy ordenado en cuanto a papeles pero que, en sus propias palabras, “parece un mercadillo por la cantidad de cosas que tengo por aquí”. Como pasa tantas horas, ha decidido rodearse de fotos y recuerdos de su mujer y sus dos hijos.
Manglano cuenta con orgullo que la empresa, a la que ahora mismo le dedica la vida, tiene su origen en 1828, “algo que muy pocas pueden decir”. A España llegó en 1854, estableciéndose en Cádiz primero y en Barcelona en 1868. “En la época en la que nació la compañía hubo grandes tormentas en Europa. Se hundieron un montón de buques, y las aseguradoras se dieron cuenta de que no podían saber en qué estado se encontraban las naves antes de zarpar. Primero porque no las conocen técnicamente y segundo, porque no se fiaban de la palabra de los armadores”, explica. Así surgieron empresas como Bureau Veritas, que se dedican a validar los activos. Empezaron con la navegación para pasar posteriormente al resto de sectores, hasta abarcarlo prácticamente todo. La compañía está hoy presente en 140 países, cotiza en la Bolsa de París y cuenta con unos 170.000 empleados.
La vida de Manglano cambió para siempre, asegura, cuando, tras estudiar Derecho, recibió una llamada del IESE para ir a Barcelona a hacer un máster de Economía y Dirección de Empresas. “Cuando lo vi me impresionó, pensé que era lo más parecido a cómo debería ser la educación. En mi familia no hay empresarios ni directivos, ni yo pensaba que me dedicaría a ello. Me lancé a hacer el máster gracias a un crédito de La Caixa, al 18% de interés”, recuerda.
Recién graduado, entró a trabajar en el grupo Continente, que se fusionó con Pryca y dio origen a Carrefour. De ahí pasó a Lidl y luego a Guaranty Car, una distribuidora de coches, donde ejerció por primera vez de director general. Repitió cargo en una fábrica de colchones (Dorwin Descanso) y en Applus+. Entre 2005 y 2011 fue consejero delegado de Tous, empresa a la que entró tras conocer a Salvador Tous y encontrar “buena conexión”. Estando allí, le propusieron hacerse cargo de Bureau Veritas, donde recaló en 2011. Desde entonces, es su vida.