Otra razón para creer en el vino de Cangas
La bodega asturiana Vitheras ha sido la última en sumarse a la Denominación de Origen Protegida.
Sí, en Asturias también se hace buen vino. En el suroeste del Principado, las masas de aire húmedo de la costa van quedando atrás en favor de las grandes barreras montañosas en torno a los ríos Narcea y Navia. En una tierra como esta parece difícil creer que sea posible la viticultura, pero ya hace más de mil años los monjes, entonces benedictinos, del monasterio de Corias, en Cangas del Narcea, se dedicaban a esta práctica ancestral.
Hasta los siglos XIX y XX los viñedos poblaban las laderas soleadas de los valles del lugar, cuando la viticultura alcanzó en Cangas su máximo esplendor. Sin embargo, las enfermedades de la vid y el ascenso de la minería en la zona hicieron que se abandonara este oficio.
En los años ochenta se empezaron a recuperar las variedades de la uva y, con el empuje de los viticultores locales y la ayuda de organismos públicos, se volvió a impulsar el vino de Cangas, que en el año 2008 obtuvo la Denominación de Origen Protegida. Es esta una viticultura de montaña, heroica, donde las condiciones del medioambiente y la orografía dificultan el trabajo en los viñedos, dispuestos en fuerte pendiente.
La tradición de cultivar y vender vino de la familia propietaria se remontaa 1556
En el verano de 2014 la bodega Vitheras (Viticultores Heroicos Asturianos) se sumó a las cinco que componen la DO Tierra de Cangas. Vitheras es una bodega familiar, con solo siete trabajadores, y joven, no solo por su reciente creación, sino por sus propietarios, Carlos Ron Martínez, Laura Ron Martínez, Miguel Lomba Martínez y Pablo Lomba Martínez, última generación de una estirpe dedicada al vino desde hace siglos.
El director de la bodega, Carlos Ron, cuenta que en la casa familiar, situada en el pueblo de Carballo, encontraron hace algunos años en un viejo baúl una serie de documentos y manuscritos que atestiguan que ya en 1556 sus antepasados cultivaban y vendían vino. Este hallazgo fue, en parte, lo que les motivó para la creación de Vitheras.
La primera añada, la de 2014, fue la más experimental, afirma Carlos Ron. Lanzaron 375 botellas de blanco empleando las uvas albarín blanco y moscatel de grano menudo. Por ese vino obtuvieron dos medallas de oro, en el Cervim (Italia) y en el CWSA (Hong Kong), y dos de plata, en el Bacchus (España) y en el IWSC (Inglaterra). También crearon el primer vino rosado, bautizado como Lucía, mezclando las variedades verdejo negro, albarín negro y mencía.
La de 2015 fue una añada mucho más abundante, con 10.000 botellas de blanco y otras tantas de rosado, las mismas que se prevén producir este año 2016, y que se venden a 20 euros y 13,50 euros, respectivamente. La empresa, de capital español, factura hoy cerca de 300.000 euros anuales.
Aunque la bodega Vitheras se localiza en Cangas del Narcea, toda su historia pertenece a Carballo, a diez kilómetros, inmerso en el valle del río Cibea. Allí se encuentra su casa, conocida como la de Don Juan, el antiguo lagar, magníficamente conservado, y la finca Carballedo, dos hectáreas de vides en una preciosa ladera de la vega.
A pesar de que ya tienen planeado ampliar la finca hasta las ocho hectáreas, su producción aún es pequeña, teniendo que comprar la mayor parte de la uva a viticultores de la zona con los que, según explica Carlos Ron, quieren establecer un contrato comercial a largo plazo.
En Vitheras tienen una cosa clara: la bodega tiene que estar en Carballo, su lugar de origen. Quieren construir una moderna y de diseño, acorde con el entorno rural e ideada por Mauro Lomba, autor del logotipo de las botellas.
Carlos Ron asegura que “Vitheras no solo quiere hacer una apuesta enoturística, sino dar a conocer un producto especial y con solera, que poco a poco recupera su fama con algunas variedades que únicamente se cultivan en esta tierra”.
Viticultura de montaña, viticultura heroica
Viticultura de Montaña, según el Cervim (Centro de Investigación de la Viticultura de Montaña), es aquella que reúne una serie de condiciones orográficas y medioambientales que dificulten su trabajo, como la fuerte pendiente del terreno (30% de desnivel o más); que se encuentre en una zona montañosa –a más de 500 metros sobre el nivel del mar–, donde las viñas estén dispuestas en terrazas de cultivo, o que se dé en pequeñas islas. Es por ello que se habla de una viticultura heroica, que implica gran sacrificio pero cuyo producto es de gran singularidad. En España, los vinos de Ribeira Sacra, en Galicia; los de Canarias, y los de Cangas del Narcea, en Asturias, son algunos de este grupo.
Los de Cangas se reparten entre en los términos municipales de Cangas del Narcea, Ibias, Allande, Illano, Degaña, Pesoz, Grandas de Salime y Tineo y, aunque en tiempo pasado gozaron de notoriedad, hoy son unos grandes desconocidos.
El clima en este territorio es oceánico y de montaña, con fuertes contrastes de temperatura entre la noche y el día. Estas condiciones fortalecen las distintas variedades de vid –algunas endémicas– que se dan en la zona, como el carrasquín, verdejo negro, albarín negro y mencía, entre los tintos, y albarín blanco, albillo, moscatel grano menudo, godello y blanca extra, en los blancos. La bodega Vitheras ha sido la primera en la región en crear un rosado.