El G20 pone el foco en distribuir la riqueza
Las cumbres globales sirven para evitar una recesión, pero acabar con la desigualdad es un reto nacional
Los líderes políticos de todo el mundo tienen una nueva palabra de moda: inclusión. Los presidentes y primeros ministros presentes en la cumbre del G20 en China han acordado que los frutos del crecimiento económico sean repartidos de forma más justa. Una tarea urgente cuando la globalización está bajo la amenaza de un contragolpe populista en Occidente. El verdadero reto, sin embargo, es reducir la desigualdad en los países ricos sin que empeore en el resto del mundo.
El comunicado de los políticos no menciona a Donald Trump y ligeramente al brexit. Sin embargo, el miedo al proteccionismo es obvio. Los términos inclusión e inclusivo aparecen 30 veces en un documento de 7.000 palabras. Hace dos años, en Brisbane, solo tres veces.
La reducción de los aranceles y la flexibilidad del flujo de capital impulsó la prosperidad global en las dos décadas previas a la crisis financiera. Pero como mostró el economista Branko Milanovic, los nuevos ingresos fueron a parar a los trabajadores de países en desarrollo como China o a los ricos, mientras que los trabajadores de clase media-baja de países como EE UU veían que sus ingresos se estancaban. Esto ayuda a explicar el llamamiento de Trump contra la inmigración y a favor del proteccionismo.
Sin embargo, ver el problema es más fácil que resolverlo. Las cumbres globales sirven para unir a los países en la tarea de evitar una recesión mundial, pero solucionar la desigualdad de los ingresos es un reto nacional. En los países occidentales, crecimiento inclusivo significa compartir la riqueza con las clases más bajas, aunque sean clases acomodadas según los estándares mundiales. En los países en desarrollo, la prioridad es crear mejores redes de protección social.
La gran pregunta es si una mayor redistribución puede coexistir con los flujos de libre comercio y capital. En el pasado, los Gobiernos occidentales usaron altos impuestos para expandir la riqueza, pero es difícil imponerlos cuando el capital y las mayores fortunas pueden cruzar fronteras. Mientras tanto, el aumento de la automatización podría situar a los trabajadores menos cualificados de los países desarrollados en una mayor desventaja. Las cumbres globales van a estar preocupadas por la inclusión durante un tiempo.