Desajustes del mercado laboral
Los Servicios Públicos de Empleo tienen un conocimiento insuficiente de las necesidades de demandantes y empresas
Determinadas empresas, ante la falta de perfiles adecuados, se ven obligadas a importar personal con las competencias adecuadas a sus necesidades y requerimientos ocupacionales. Buscan profesionales formados, que lleguen con experiencia y habilidades concretas. Según la Guía del Mercado Laboral 2016, elaborada por Hay, el 56% de los empresarios asegura que existe una brecha entre las competencias que necesitan y la preparación formativa. En este sentido, la crisis ha ampliado los desequilibrios del mercado laboral y ha planteado desafíos previos. El mercado de trabajo ha cambiado siempre, pero nunca a la velocidad actual. Con ello, sigue fiel a la frase inscrita (Museo de Historia Natural de Londres) en la escultura de Charles Darwin: “Lo único cierto es el cambio”.
Los cambios en las cualificaciones producen serias dificultades de adecuación entre oferta y demanda de trabajo por una adaptación insuficiente de las cualificaciones a los cambios tecnológicos y a las evoluciones sectoriales de la economía. Algunos pensadores que postulan el liberalismo económico creen que el mercado de trabajo es un mecanismo autoregulador, siempre que se le deje actuar con libertad; sin embargo, sin la intervención de las instituciones del mercado laboral, no hay ningún mecanismo posible que permita, de manera absolutamente perfecta, que oferta y demanda coincidan. Según el premio Nobel de Economía, Christopher A. Pissarides, los modelos recientes en microeconomía del trabajo han puesto el acento sobre los problemas de casar oferta y demanda o de matching, es decir, sobre las fricciones en los mercados de búsqueda. En su opinión, en muchos mercados, los compradores y vendedores no siempre hacen contacto entre sí de inmediato. Se trata, por ejemplo, de los empleadores que buscan empleados y de los trabajadores que están tratando de encontrar un puesto de trabajo.
Dado que el proceso de búsqueda requiere tiempo y recursos, se crean fricciones en el mercado. Y de ahí que un mercado sin regular no tenga necesariamente un resultado único y eficiente, sino que hay varios posibles. Por tanto, los Gobiernos deben buscar formas de llevar la economía hacia el mejor resultado posible. Es urgente renovar el sistema educativo con el fin de incorporar las cualificaciones que las empresas necesitan. A su vez, los Servicios Públicos de Empleo (SPE) deben jugar un papel más activo y dinámico para adecuar la oferta y la demanda. Actualmente tienen un conocimiento insuficiente de las necesidades de los demandantes de empleo y de las empresas. El adecuado conocimiento de ambos debería igualmente permitir establecer, a nivel general, una tipología precisa de los demandantes de empleo y de las empresas con el fin de asegurar una eficiente adecuación de los servicios ofrecidos a las necesidades reales de las empresas.
"Es inaceptable el drástico recorte de las políticas activas de empleo (-30% respecto a 2011)"
En Alemania, Inglaterra y Francia, el diagnóstico inicial de los demandantes de empleo se establece a través de una entrevista de alrededor de 30 minutos. A pesar de la importancia fundamental de dicha tarea, es difícil sea ejecutada por el SPE ya que, debido a los recortes, se ha producido el despido de 3.000 orientadores laborales responsables de analizar la adecuación entre la oferta y la demanda, lo que conlleva a terminar con la formación para el empleo. La evidencia internacional pone de manifiesto que un seguimiento intensivo por parte del personal del SPE influye significativamente en el acceso al empleo. El SPE debe ofrecer ayuda personalizada a los parados en su proceso de búsqueda de empleo proporcionando información, orientación y formación cuando sea necesaria.
En los SPE no es suficiente con un cambio de modelo que esté orientado al empleo (su forma de organización influye en el éxito de las políticas activas). Se necesitan recursos económicos (financiación e inversión) si se quieren SPE eficientes. Es inaceptable el drástico recorte de las políticas activas de empleo (-30% respecto a 2011) a pesar de que en el informe de los Presupuestos Generales del Estado se señala: “Las políticas activas de empleo integran actuaciones complementarias entre sí que buscan la adaptación de los trabajadores a las nuevas exigencias tecnológicas y formativas de nuestro sistema productivo y, con ello, una mejora constante de la productividad y de la competitividad de las empresas”.
El fortalecimiento y modernización de las instituciones del mercado de trabajo, especialmente de los SPE, es de máxima importancia ya que en su actuación recae la responsabilidad de atajar el problema del desempleo.
Vicente Castelló Roselló es profesor Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local.