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Tribuna
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¿Es usted un inversor?

Aunque mejora, el conocimiento financiero y de inversión global sigue siendo bajo, a pesar del esfuerzo en educación que realizan las organizaciones públicas y privadas

¿Es usted un inversor? Una sencilla pregunta a la que, sorprendentemente, un importante número de individuos responde de forma incorrecta. En un reciente estudio se encuestó a más de 2.000 participantes miembros de un plan de jubilación de contribución definida (DC) en EE UU, Irlanda y Reino Unido con el objetivo de obtener “información sobre las necesidades únicas de los participantes del plan en los diferentes países.” La encuesta proporcionó resultados que subrayan el hecho de que muchos inversores de planes de jubilación están preocupados no solo por su capacidad para acumular suficiente capital para la jubilación, sino por su habilidad para gestionar con eficacia sus inversiones. De hecho, solo el 22% se calificaron “muy o extremadamente” conocedores de asuntos financieros, como ahorrar o invertir.

Uno de los problemas que aqueja a la educación de los inversores y a los profesionales de los servicios financieros, que están centrados en la educación de los inversores y que tienen un interés personal en tener una base de clientes más preparados, es que muchas personas no se perciben a sí mismas como inversores. No se ven con la necesidad de obtener formación e información que pueda ayudarles a ser mejores inversores. Esta percepción no solo afecta a su compromiso de utilizar las herramientas de finanzas personales y de gestión de inversiones, sino también explica otras cuestiones, por ejemplo, por qué algunos inversores son reacios a asumir un riesgo adicional para obtener mayor rentabilidad, necesaria para lograr sus objetivos de jubilación.

Los contribuyentes de planes de pensiones deben considerarse inversores. Para lograrlo y que puedan aprovechar las oportunidades para hacerlo bien, ¿qué constituye ser un inversor? Buscando una definición, la más común parece ser “una persona que asigna capital con la expectativa de un retorno financiero”. A pesar de que es algo limitada, todavía abarca un significativo número de personas que pueden no considerarse inversores. Por ejemplo, a los propietarios de viviendas. La mayoría puede tener una expectativa de recibir un retorno financiero, aunque su principal razón para comprar una casa –asegurar un lugar para vivir o protegerse contra la inflación y el aumento potencial en las tasas de alquiler a largo plazo– puede haber sido algo distinta del eventual crecimiento de sus activos. Teniendo en cuenta que para muchos la casa es su único y más importante activo, una gran cantidad de propietarios todavía no se identifica a sí mismo como inversor de bienes raíces.

¿Qué hay de aquellos cuyo mayor activo financiero son sus depósitos bancarios? ¿Son inversores? A pesar de que podrían estar esperando un retorno financiero, su mayor objetivo podría ser la liquidez, el acceso a, o la preservación del capital. Pero este sentimiento de seguridad también puede dificultar el conocimiento de las fuerzas del mercado, como el cambio que los tipos de interés y la inflación pueden tener sobre la potencial rentabilidad financiera y el poder adquisitivo del capital de los depositantes.

"Una gran cantidad de propietarios de viviendas no se identifica aún como inversor de bienes raíces”

Los ahorradores de otros países pueden sentir de forma diferente. Por ejemplo, la crisis monetaria en Rusia obligó a muchos depositantes a actuar como inversores para cubrir la pérdida de poder adquisitivo del rublo, lo que se puede considerar una táctica básica de gestión de inversiones. Muchos rusos transfirieron su liquidez hacia otros activos, en algunos casos depreciados, porque sentían que estos se iban a depreciar, pero a un ritmo más lento que su moneda. Los que sentían o actuaban como inversores podrían haber obtenido mejores resultados que los que se identificaron como ahorradores o simplemente esperaron a que la regulación o el reequilibrio del mercado solucionara el problema por ellos.

Existe una imperiosa necesidad de que las personas aumenten su conocimiento de las finanzas personales y de la gestión de inversiones para mejorar sus vidas financieras y acumular el capital suficiente para alcanzar los objetivos financieros a largo plazo. Aunque mejora, el conocimiento financiero y de inversión global sigue siendo bajo, a pesar del importante esfuerzo en educación del inversor que realizan las organizaciones públicas y privadas. Aunque muchas personas tienen acceso a algún tipo de contenido educativo sobre la inversión y finanzas personales, parece que demuestran un escaso compromiso en relación con la cantidad de contenido disponible.

¿Cómo podemos preparar a los individuos para hacer frente a los riesgos que afectan a la totalidad de sus activos financieros? Es necesario convencer a los que se ven afectados por las fuerzas del mercado para identificarse como inversores. Antes de que podamos esperar que las personas se preocupen del mercado como de los riesgos de activos específicos, debemos cambiar su percepción de lo que significa ser un inversor. Hasta que cambiemos la definición, y encontremos la forma de que aquellos que interactúan con las instituciones financieras lo interioricen, los profesionales de la educación financiera y otras partes interesadas en su promoción seguirán encontrando difícil obtener impacto en la dirección adecuada.

Robert Stammers es director de Investor Education en CFA Institute. Javier Borrachero es presidente de CFA Society Spain.

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