Puntadas con mucho hilo
Es uno de los oficios más antiguos y para los sastres de Antonaga, el más bonito. Llevan años tomando medidas, cortando patrones y haciendo trajes para ellos.
¿Se ha preguntado alguna vez qué pueden tener en común futbolistas de élite, toreros, políticos, empresarios, banqueros y hombres de a pie? La respuesta sería más fácil si tuviéramos acceso a su fondo de armario. Con toda seguridad, nos encontraríamos más de un Antonaga en la percha, los trajes a medida que con mimo confeccionan los sastres de la firma en Briviesca, capital de la comarca de La Bureba, en la provincia de Burgos.
Su historia, como la del cuento de los hermanos Grimm, es una de valentía, no exenta de riesgo y llena de romanticismo, en un sector, como el de la confección a medida para caballeros, y un contexto que la crisis económica casi manda al ostracismo.
Corría el año 2011 y la empresa Cardenal, que durante más de 40 años había sido referente de la moda masculina en España, se ve obligada a echar el cierre. Casi dos centenares de trabajadores, “de un oficio que se aprendía trabajando y casi desde niño”, se quedan en la calle, recuerda Jorge Ruiz uno de los fundadores de Antonaga, responsable de ventas y que ha heredado la pasión por la moda de su padre, Ángel Ruiz, el más veterano de la casa, con más 50 años de profesión, y hoy asesor estratégico.
En tal tesitura, ellos dos y otros tres compañeros, Alberto Martínez (responsable de compras), José Antonio Brunet (patronista) y José Antonio Aparicio (maestro sastre), “echamos números y decidimos afrontar el dificil reto de crear una nueva marca. Tuvimos que hipotecar todos nuestros bienes, pero era el sueño de nuestra vida: hacer el mejor traje del mundo”, cuenta Jorge Ruiz.
El nombre de Antonaga “nace de un juego con las sílabas de los nombres de los socios, queríamos algo muy sonoro y español, que no se nos confundiera con una firma italiana”, aunque reconoce que sucumbir a la tentación hubiera sido lo más cómodo y les hubiera facilitado darse a conocer.
Su modelo de negocio lo tenían muy claro. “Tienes que valorar lo que haces y hacerlo bien. Tendrá un coste más alto, sí, pero los detalles cuentan y la producción tienes que cuidarla al máximo si quieres diferenciarte”. Otro rasgo que les define es escuchar y asesorar siempre al cliente. El que se hace un traje Antonaga repite en el 97% de los casos.
La confección de cada prenda pasa por cuatro fases. La primera es la de marcado, que servirá para crear una ficha personalizada del cliente y con la que se creará el patrón; cortado, ensamblado, durante la cual el maestro sastre lleva a cabo la unión de las piezas de forma manual, y, por último, el planchado. Todo el proceso de fabricación de un Antonaga toma dos semanas.
Antonaga nace con la vocación de hacerse “un hueco en el mercado, adaptándose a las necesidades del hombre de hoy”. Trajes a medida para caballero en los que el patronaje, los detalles y la confección se hacen casi artesanalmente “a la antigua usanza”.
En el proceso, la experiencia y la profesionalidad del equipo es básica para cuidar la calidad y conseguir un acabado perfecto, de modo que el traje le siente como un guante a cada cliente y este se sienta cómodo dentro de él.
Cuatro años después de su nacimiento facturan más de un millón de euros, han sabido aprovechar el hueco existente en el mercado de trajes de alta gama y lideran el sector de los hechos a medida. De su producción total, el traje de calle supone el 20%, mientras que el de ceremonia y confección a medida suponen cada uno un 40%.
El precio de un Antonaga a medida oscila entre 700 y 1.800 euros, siendo el tejido más caro el cachemir. El traje de ceremonia –entre 700 y 1.000 euros– vive un auge sin precedentes en nuestro país y “comienza a ser tan importante como el de novia. Los hombres también quieren un traje especial para ese día y buscan tejidos delicados y una confección exquisita”, puntualiza Ruiz.
La firma trabaja con más de 50 tipos de telas, el 70% de ellas, italianas. Un oficio que es, no sólo “uno de los más antiguos del mundo, sino también uno de los más bonitos”.
Emprendedores, exitosos y comprometidos
El cierre de Cardenal dejó en la calle a 200 trabajadores con experiencia en el sector textil. Un golpe muy duro para muchos de ellos que superaban los 50 años y para los que ese había sido su único empleo.
Un revés que los fundadores de Antonaga vivieron en carne propia y no han olvidado. La empresa está muy comprometida con sus antiguos compañeros y personas en situación de exclusión. Del total de la plantilla, 24 proceden de Briviesca.
Además, colaboran con un centro ocupacional de la localidad para favorecer la incorporación al mercado laboral de personas con discapacidad psíquica. Ellas realizan sus muestrarios, catálogos y tarjetas navideñas. También facilitan prácticas a estudiantes de diseño y moda.
Datos básicos
Primera vez La nueva aventura empresarial comenzó con estrés un 3 de abril hace cuatro años. Al día siguiente, y en tan sólo ocho horas, cuatro personas terminaban el primer traje Antonaga, que salío a todo prisa de los talleres con destino a Toledo, donde un novio impaciente lo esperaba para su boda.
Sello de la casaUn total de 9.725 puntadas de hilo, 4,5 metros cuadrados de los mejores paños y 127 procesos realizados a mano y con equipos especializados, transforman un tejido seleccionado en un traje con el sello Antonaga. Los tejidos italianos e ingleses suponen el 90% de las telas empleadas.
CalidadEl detalle y la perfección caracterizan los acabados de la firma. Cada traje pasa 11 exhautivos controles de calidad. La compañía distribuye sus prendas en cerca de 300 tiendas especializadas de las principales ciudades españolas, entre ellas, las situadas en las millas de oro de Madrid y Barcelona.
Cifras La empresa ha pasado en cuatro años de una plantilla de 4 a 34 empleados, todos altamente cualificados en el sector del corte y confección; factura un millón de euros anuales, esperan superar la cifra de 6.000 trajes confeccionados este año y tienen una tasa de repetición de sus clientes del 97%.
Plan de expansiónSastres antonaga ha diseñado un plan estratégico para su internacionalización con el que ha conseguido posicionarse en cinco ciudades del vecino Portugal y aspira a una próxima entrada en los competitivos y exigentes mercados de países como Reino Unido, Alemania, Holanda y Suiza.