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Tribuna
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Autónomos ante el 26J: ¿realidad o canto de sirena?

Por fin, casi todas las formaciones incluyen un mínimo exento de cotización y a partir de él, la cotización progresiva

Una vez más, los trabajadores autónomos toman protagonismo en la oferta electoral. No es una novedad, ya que representan una porción de voto nada desdeñable, aunque en esta ocasión las diversas referencias ofrecidas en el espacio para la economía y el empleo del reciente debate electoral a cuatro parece que ha resaltado más este protagonismo.

Como no podía ser de otra forma, los contenidos de los programas electorales recogen propuestas presentadas en la pasada campaña de diciembre, incluso PSOE y Ciudadanos añaden algunas contempladas en su pretendido programa común de gobierno.

El tema estrella sigue siendo el cambio sustancial del modelo de cotización a la Seguridad Social, lo que resulta muy demostrativo del escaso cumplimiento que habitualmente tienen estos compromisos, puesto que resulta hoy novedosa una oferta que ya estaba contemplada hace casi 20 años en los históricos acuerdos del Pacto de Toledo y que incluso fue aprobada por unanimidad en la pasada legislatura. Sin embargo, debe ser bien recibido que las nuevas formaciones políticas recojan también este objetivo y lo consideren prioritario.

Realmente, el sistema de cotización al régimen de autónomos es poco contributivo y solidario. Todos los autónomos, sin tener en cuenta sus ingresos y capacidad contributiva, deben cotizar por una base mínima superior al salario mínimo interprofesional, mientras que aquellos que disfrutan de unos rendimientos superiores pueden seguir cotizando por la misma base. Este sistema no es solo injusto para los más débiles, sino que es financieramente insostenible. Por fin, casi todas las formaciones políticas se inclinan por incluir un mínimo exento de cotización y a partir de él, la cotización progresiva de acuerdo a los ingresos reales efectivos.

Este modelo no solo va a permitir emerger buena parte de la economía no regulada, sino también impulsar el autoempleo entre los más jóvenes y entre aquellos que tienen menos capacidades económicas de partida.

Nada pues que objetar, siempre que nos creamos que lo vayan a hacer realidad y no duerma la propuesta el sueño de los justos otros 20 años.

Sin embargo, otras medidas son reiterativas y casi melancólicas. Por ejemplo, nos anuncian la posibilidad de acudir a una utópica financiación alternativa que solo las grandes empresas son capaces de obtener. Pero no entendemos por qué razón debemos renunciar a que el sistema financiero ordinario, al que hemos ayudado entre todos, cumpla sus obligaciones y ayude a refinanciar nuestras pequeñas empresas. La banca ha contribuido a estrangular a sus propios clientes y ahora nos anuncia que no tiene clientes solventes. Por una vez el Estado debe jugar el papel que le corresponde y suplir un mercado ineficiente que no cumple con su objetivo natural.

Si hay un eslogan repetido en esta campaña entre las formaciones autoproclamadas progresistas es el de la recuperación del IVA reducido en determinadas actividades culturales. Tampoco hay nada que objetar a esta proposición, pero, sin embargo, debemos recordar que este IVA reducido se eliminó también en otros ámbitos, como la peluquería, la sanidad para los animales domésticos o las reformas en las viviendas particulares que tienen al menos tanto interés social. Por otra parte, ¿cuál es la razón por la que todos los grupos políticos apuestan por los impuestos indirectos, sin duda con mayor capacidad recaudatoria, pero mucho más injustos que los directos y progresivos con respecto a la renta de cada contribuyente?

Los autónomos, una vez más, nos sentimos escépticos ante unas ofertas que pueden ser poco creíbles o que no aciertan en su formulación. Nos suena a cantos de sirena que se nos vuelva a hablar de reducir las trabas administrativas mientras la burocracia crece como árboles en los bosques a nuestro alrededor. Las promesas en materia de desarrollo tecnológico o en I+D siguen sin tener en cuenta que casi el 30% de los autónomos no cuenta con equipamiento informático adecuado para su actividad profesional. Los autónomos no necesitan ya promesas, sino decisiones efectivas y, sobre todo, una gestión pública eficiente y una acción pública que tenga en cuenta en cada momento que dos tercios de las empresas españolas son personas físicas que ejercen su actividad solos y es para ellas para las que hay que hacer política buena y avanzada y realista.

Eduardo Abad Sabarís es secretario general de UPTA (Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos).

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