Trump ya tiene un candidato para dirigir el Tesoro
El congresista Jeb Hensarling propone una reforma radical para reemplazar la ley Dodd-Frank por una simple ratio de apalancamiento del 10% y el control de los reguladores.
Es posible que Donald Trump acabe de encontrarse con el primer candidato para asumir la función de secretario del Tesoro de Estados Unidos. El discurso del congresista Jeb Hensarling de reemplazar la ley Dodd-Frank parece perfectamente lanzado para convertir al político de Texas en una voz influyente en caso de que el magnate inmobiliario de Nueva York se convirtiera en presidente.
Hensarling quiere desmantelar muchas de las normas asociadas al proyecto de ley de reforma financiera de 2010. Los bancos podrían optar por no cumplir los requerimientos de capital y liquidez si alcanzaran una ratio de apalancamiento del 10% y estuvieran en posesión de una de las dos mayores calificaciones en los exámenes reglamentarios. Ahora los ocho mayores bancos de Estados Unidos tienen que cumplir con una ratio de apalancamiento mínima del 5% para 2018.
Los elementos del plan podrían crear más riesgo y confundir a los inversores. La ratio de apalancamiento actual parece un complemento a otras reglas que miden los activos basándose en riesgos o liquidez. Juntos, hacen que los bancos sean más seguros y actúan como controles que desalientan a las entidades para que no rompan las reglas. Hensarling eliminaría todo eso. Permitir que los bancos tengan la posibilidad de seguir sus nuevos criterios también crearía una desigualdad de condiciones.
Pero puede que estas preocupaciones y cuestiones no importen a Trump. El aspirante presidencial, también es conocido por presentar soluciones políticas vagas o contradictorias ya ha dicho que quiere derogar la ley Dodd-Frank y se ha quejado de que los bancos no prestan por la extralimitación reglamentaria.
No es la primera vez que Hensarling propone ideas para revertir radicalmente el status quo de la regulación bancaria. La mayoría han recibido poca atención, incluso por parte de los posibles beneficiarios de Wall Street. Si Trump ganara en noviembre, podría no ser el único político que ha sido subestimado por los dirigentes financieros.