Víctor Grífols pide confianza en los dos futuros consejeros delegados
Era la última junta de accionistas de Víctor Grífols como primer ejecutivo de Grifols. Por eso, el encuentro anual celebrado en Sant Cugat del Vallés (Barcelona) este viernes tuvo un sabor a despedida. A partir de 2017 seguirá a la cabeza del consejo de administración, aunque sin funciones ejecutivas y dará paso a dos nuevos consejeros delegados solidarios. Víctor Grífols Deu (39 años), su hijo y representante de la cuarta generación de la familia fundadora, y Raimon Grífols Roura (52 años), hermano del presidente y que ya formaba parte del consejo, tomarán las riendas del fabricante de hemoderivados.
“Es como un matrimonio moderno, los dos se reparten las tareas”, explicó el presidente a la prensa sobre cómo se afrontará la bicefalia. Aunque en principio no habrá funciones asignadas, Raimon ha desarrollado su carrera como abogado fuera de la compañía, y por su parte el representante de la cuarta generación trabaja en el grupo en el área financiera desde el año 2000. “Las decisiones se tomará en comité de dirección como hasta ahora”, aseguró, por lo que entiende que el mercado refrendará la sucesión.
En su intervención ante los accionistas, el presidente destacó que sus sucesores “lo harán mucho mejor” que él, y recordó que su padre le cedió el mando de la compañía también a los 67 años. Incluso bromeó al comentar que su relevo saldría “un poco más caro, porque yo hacía el trabajo de dos, pero ya procuraremos que lo hagan mejor que yo”. La junta refrendó también la incorporación de Grífols Deu al consejo.
La catalana, cotizada en el Ibex 35, anunció nuevas inversiones y planes que se suman a las cuatro futuras fábricas, con un gasto de 320 millones, anunciadas en marzo. La nueva sede comercial europea para su división bioscience (derivados plasmáticos) estará en Alemania, por el peso de ese mercado. Esta unidad aporta más de 3.000 millones de ingresos al año, de los 3.935 del grupo.
Además, todo el negocio de diagnóstico adquirido a Novartis en 2014, se reubicará en una única y nueva fábrica en Emerville, en el entorno de la ciudad estadounidense de San Francisco, para lo que se destinarán 60 millones.
Precisamente el negocio en EE UU cobrará aún más importancia, a pesar de aportar ya más del 60% de los ingresos. Será el primer mercado donde comience a vender su filial Kiro Robotics. Asimismo subirá la apuesta por crecer en la recogida de plasma, una tarea en la que la empresa se ha reforzado con la compra del 49% de IBBI.
La firma también anunció el nombramiento de un presidente para su pequeña línea de hospitales, el estadounidense Peter Allen, que tiene la misión de expandir un negocio actualmente centrado en España y Portugal. “Ahora es una división muy doméstica”, reconoció Grifols, quien señaló que mirarán adquisiciones en esta área en Latinoamérica y EE UU.