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A fondo

Popular: Una operación de salvamento solo de los accionistas

Criteria también aprovechó ayer para anunciar una operación de desconsolidación de CaixaBank

Al final se volvió a cumplir lo que los mercados llevaban tiempo especulando. Popular necesitaba limpiar su balance del lastre del ladrillo que le estaba ahogando y hundiendo su cotización. A ello se suma la caída del negocio tradicional como consecuencia de unos tipos de interés negativos. Ya lo dijo el pasado martes el presidente de BBVA, Francisco González: “Los tipos negativos nos están matando”.

Y por si esto fuera poco, las sentencias contrarias sobre las cláusulas suelo se estaban convirtiendo en una bomba de relojería que podría estallar en cualquier momento. Según un informe de Société Générale en el peor de los escenarios, es decir, si finalmente los tribunales dan la razón a los clientes y la banca debe devolver el importe de estas hipotecas desde antes de mayo de 2013, las firmas más afectadas serían las más pequeñas, como Liberbank, cuyo impacto neto sería del 15% sobre sus recursos propios, Sabadell, con el 10,6%, y Popular, con el 5,6%.

El impacto en provisiones sería para Popular de unos 900 millones, según el mismo informe de SG, cifra que rebaja a unos 700 millones el propio banco

De ahí que el mercado estuviera anticipando la aprobación de una ambiciosa ampliación de capital con una fuerte penalización la cotización de Popular durante este año. Se había convertido en el farolillo rojo del parqué. El mercado reclamaba un profundo saneamiento de su balance, con un mayor nivel de cobertura de sus activos tóxicos y de provisiones.

Y_así ha sido. Ayer el banco que preside Ángel Ron anunció una macroampliación de capital de 2.500 millones de euros, la misma cantidad que inyectó el banco en diciembre de 2012, y el mismo medio: su colocación entre inversores institucionales y a pequeños accionistas con la venta de sus nuevos títulos a través de su red de sucursales. Eso sí, aunque la ampliación era previsible, sí sorprendió al mercado.

Su objetivo es volver a escapar de una fusión forzada por las circunstancias en las que Popular podría ser el banco absorbido, en vez de ser el absorbente, como ocurrió hace menos de una década, cuando la entidad decidió fusionarse a pulmón con Pastor, entonces un banco con una profunda herida provocada por su agresiva inversión inmobiliaria.

Desde que se hizo cargo de Pastor, que coincidió con el inicio de la crisis financiera y económica, Popular ha necesitado varias bombonas de oxígeno. A la susodicha macroampliación de 2012, le siguió otra un año después que dio entrada en su capital a finales de 2013 a un grupo de inversores mexicano liderado por la familia Del Valle. El grupo azteca invirtió 450 millones de euros para hacerse con el 6% de Popular a 3,95 euros por acción. Ayer la acción cerró a 1,73 euros, con una caída del 26,49%, la mayor caída de la historia del banco.

Y entre medias de estas operaciones, Popular ha realizado otra serie de operaciones, como la venta del 51% de varios de sus negocios o filiales, como Targobank o Bancopopular-e. Además, tenía ahora en cartera la venta de su banca privada, y algunos expertos le habían sugerido que se deshiciese de su banco en Estados Unidos, una pequeña firma rentable, pero que el mercado entendía que a Popular le restaba más que le sumaba, al penalizar su capital, y que podía aportarle a futuro algún que otro disgusto si se descuidaba su atención, ya que la regulación en EE UU es muy exigente, y por lo tanto la presencia en este país necesita un mimo muy especial.

Además, tenía en el cajón la creación de un instrumento similar a un banco malo, que adquirirían y gestionarían fondos de inversión. El objetivo era apartar de su balance unos 4.000 millones de euros de activos tóxicos (lo mismo casi que las provisiones que va a realizar en tres años para su saneamiento, y que ascenderán a 4.700 millones, según anunció ayer la entidad).

Varias fuentes coinciden en que hacía ya muchas semanas (incluso más tiempo) que Popular comenzó a diseñar esta ampliación de capital junto a UBS y Goldman Sachs, los mismos bancos que realizaron en enero del pasado año la ampliación exprés de capital por 7.500 millones de euros de Banco Santander. Por primera vez desde hace años, Popular dejaba de lado a su tradicional banco de inversión, Deutsche Bank, aunque es el encargado, si no ha cambiado en las últimas semanas de planes, de crear una especie de banco malo para Popular. El propio Ángel Ron reconocía ayer que el banco llevaba casi un año analizando todos los puntos de presión del mercado y de la economía tanto nacional como internacional, el desfavorable entorno en el que se desarrollaba la actividad bancaria, el endurecimiento de la regulación, y todo ello ha desembocado en la aprobación el miércoles pasado de la ampliación de capital anunciada ayer a la CNMV.

Se da la circunstancia de que la operación se anuncia tres días después de que la responsable de supervisión del BCE, Danièle Nouy, pasara por España y se reuniera con los presidentes y consejeros delegados del sector financiero. Pero, se queda en una mera coincidencia, ya que todas las fuentes consultadas coinciden en remarcar que Popular ya había negociado con el BCE en Fráncfort, y con el Banco de España, esta ampliación de capital hace tiempo. Eso sí, ahora queda más claro el mensaje de Nouy de que, en general, el sector no necesitaría más capital, salvo alguna entidad determinada. También de que las entidades debían limpiar sus balances. Ayer, además, Criteria también anunció una importante operación de desconsolidación de CaixaBank.

Pese al castigo al que ha sometido en los últimos años Popular a sus accionistas, con una significativa dilución de la acción, con tres ampliaciones de capital en apenas tres años y medio, a lo que se ha sumado la emisión y canje de bonos convertibles y de otros bonos, tanto el núcleo estable del banco (salvo excepciones) como el pequeño accionista es bastante fiel a Popular.

De momento, solo Allianz, con el 3,36% de Popular ha comunicado que acudirá a la ampliación para mantener un porcentaje ligeramente inferior al actual, pero no bajará del 3%. Fuentes cercanas al grupo mexicano Del Valle, con el 4,20%, también mantienen que esta familia acudirá a la ampliación.

Otras fuentes aseguran que Popular ha intentado varios movimientos para evitar esta ampliación, con iniciativas para su fusión, pero todas fracasadas. Con Sabadell ha mantenido varios intentos, pero también con Unicaja e Ibercaja, entidades que necesitan salir a Bolsa, y una fusión con Popular habría solucionado varios escollos en la misma operación.

De cualquier forma, y pese a las ampliaciones de capital, ventas, y otras operaciones destinadas a sanear el banco, el mercado cree que al final, Popular seguirá como marca independiente una temporada.

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