Las claves de Ana Botín para atajar el paro juvenil
“Si no abordamos con decisión la transformación digital, todos corremos el riesgo de contribuir a incrementar la desigualdad”,afirmó
Ainhoa Cid es una gijonense de 25 años, licenciada en Topografía, que hoy tiene una startup para la creación y el lanzamiento de nano satélites para la observación de la Tierra. Como Cid, los alicantinos Pablo Sánchez y Álex Moreno fundaron la empresa de gafas Hawkers, que cuenta con 70 empleados y factura más de 15 millones de euros al año. Los tres emprendedores tienen en común haber recibido el premio Yuzz, una iniciativa del grupo Santander, que ha dado apoyo a 900 jóvenes de 38 universidades, con el deseo de montar su propia empresa.
A ellos se ha referido Ana Botín, la presidenta de la entidad bancaria y de Universia, la plataforma iberoamericana de la que forman parte 1.401 universidades, durante su junta de accionistas, celebrada hoy en Rectorado de la Universidad de Córdoba. “Invertir en cultura emprendedora es ayudar a la gente a dar forma a sus ideas para que se materialicen en un proyecto viable”, explicó durante su intervención ante rectores y representantes de 79 universidades.
Para Botín, apoyar a los jóvenes a emprender “es apostar por la igualdad de oportunidades, por la creación de empleo y riqueza, y por el bienestar social”. En su opinión, la prosperidad y el futuro de las naciones y de sus ciudadanos depende, hoy más que nunca, de la fortaleza y calidad de sus sistemas educativos, de la solidez de sus instituciones y de marcos regulatorios que fomenten la iniciativa de las personas. Para convertir en realidad este potencial, señaló Botín, es necesario crear un sistema educativo que, principalmente, prepare a todos “nuestros jóvenes para afrontar su futuro, sin dejar atrás a nadie”.
Ha de ser un modelo menos enfocado a entrenar para los trabajos y oficios de hoy, capaz de educar para los empleos del futuro, con menos clases presenciales y más foco en la investigación y en el desarrollo de proyectos con aplicación práctica. “Con mayor poder de elección del alumno, y más flexibilidad en su trayectoria académica, así como con certificaciones realistas, con coherencia entre lo que se aprende y lo que se podrá hacer en la vida”, añadió. La tecnología, así lo ha expuesto la presidenta del grupo Santander, debe ser usada para personalizar el aprendizaje e incrementar las capacidades de profesores y alumnos, a través de un sistema de evaluación que permita aprender y mejorar.
“Si no abordamos con decisión la transformación digital, todos, desde las empresas, hasta las instituciones educativas, corremos el riesgo de contribuir a incrementar la desigualdad”, prosiguió en sus recomendaciones Botín, que también apuntó a la enseñanza preuniversitaria como palanca de esta transformación. Y esto se consigue con mejores sistemas de selección y formación del profesorado, ayudas a las familias con menos recursos, mayor autonomía de los centros para desarrollar sus propios proyectos educativos, y con la mejora y fomento de la formación profesional.
Esta es una de las claves para reducir el paro, sobre todo juvenil, y también para lograr que todos los que quieran trabajar puedan prepararse para ello. Según los datos del primer Observatorio de Empleabilidad y Empleo universitario, el 47% de los jóvenes españoles con menos de 25 años carece de empleo, porcentaje que se situaba en el 34% para los graduados universitarios. “Para mí, la respuesta está en confiar e invertir en todos los españoles, en su educación y su formación continua. Sabemos que la economía de hoy está basada en el talento”, afirmó Ana Botín.
El presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), Segundo Píriz, apuntó que el paro juvenil supone el principal problema del país. “En estas circunstancias no mantendremos los niveles de bienestar que tanto tiempo y esfuerzo costaron. Resulta paradójico que la generación mejor formada de nuestra historia choque con tantos obstáculos para acceder al mercado”.
En cuanto a la educación universitaria, Ana Botín defendió un cambio de gobernanza, con nuevos esquemas de organización, gobierno y financiación, como ya se plasmó en la Carta de Río, elaborada hace dos años en Río de Janeiro durante la tercera Cumbre Iberoamericana de rectores que organizó Universia. “Un marco más flexible que permita mayor autonomía y diferenciación en la búsqueda de la excelencia, una gestión transparente que rinda cuentas a la sociedad y al Estado”.