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Entrevista

Ellena: “Pronto llegará el primer fármaco desarrollado en España”

Javier Ellena, presidente de Eli Lilly, adelanta los frutos del trabajo del centro de Alcobendas

Pablo Monge
Manuel G. Pascual

Javier Ellena (Rosario, Argentina, 1953) preside la filial española de Eli Lilly desde 2001. En 2012 añadió a sus responsabilidades las operaciones de la compañía en Portugal y Grecia. El grupo cumple esta semana 140 años y lo hace, dice, con orgullo e ilusión. “De las 20 mayores farmacéuticas del mundo, Lilly es una de las únicas que permanece independiente desde su formación”.

¿Cuál es la situación de la compañía en España?

En los últimos cinco años ha caído la facturación por la pérdida en 2011 y 2015 de las patentes de nuestros dos principales medicamentos: Zyprexa, indicado contra la esquizofrenia, y el antidepresivo Cimbalta (duloxetina). Atribuimos a eso más del 80% de la caída de las ventas. Ahora estamos volviendo a la senda del crecimiento. Cerramos 2015 con una facturación de 2.100 millones de euros, un 10,5% del total mundial. El año pasado comercializamos cuatro medicamentos nuevos en la división farmacéutica y tres en la de salud animal. Y en estos momentos estamos trabajando en el lanzamiento de nuevos fármacos.

¿Cuáles?

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó hace dos semanas la comercialización de ixekizumab, que es para la soriasis. Tenemos un segundo fármaco para la artritis reumatoide que ya se ha presentado a la EMA y que esperamos que sea aprobado en los próximos meses. Y a fin de año se darán a conocer los resultados de fase III [pruebas de eficacia en miles de pacientes] de solanezumab, que podría convertirse en el primer medicamento con una actividad concreta en alzhéimer, ya que en algunos subgrupos de pacientes ha provocado un retraso del deterioro cognitivo. También vienen más productos para oncología, diabetes y dolor. Nuestro pipeline nos hace ser optimistas.

Más del 80% de la caída de ventas de los últimos años se debe a la expiración de patentes"

Hace un año anunció que el laboratorio de I+D de Alcobendas ganaría peso en el grupo. ¿Lo ha hecho?

Se trata del mayor laboratorio de química médica de Lilly fuera de EE UU, con una inversión anual de 46 millones. La buena noticia es que en pocas semanas conoceremos los resultados de una molécula que fue descubierta en España y desarrollada mayormente aquí: abemaciclib. Está terminando la fase III y ha recibido en EE UU el procedimiento abreviado y urgente de aprobación, porque muestra una eficacia muy particular. Es para tratamiento de cáncer de mama, pero también combate la metástasis cerebral. La mayoría de muertes por cáncer de mama se producen por este tipo de metástasis. Será el primer fármaco del laboratorio que llegue a producirse desde que abrió en 1983, lo que indica la complejidad y riesgo del desarrollo de moléculas.

¿Están contentos con el tamaño del laboratorio?

Sí. Hemos tenido ampliaciones últimamente en el equipo de biología. La idea es mantener el tamaño actual de la plantilla, que asciende a unas 130 personas.

En cuanto a la producción, para 2017 se planeaba la llegada a Alcobendas del anticoagulante Effient. ¿Se mantienen los plazos?

No. El proyecto se ha descontinuado. De todos modos, se trataba de un producto muy pequeño, sin impacto significativo.

¿Tienen prevista la incorporación de nuevas moléculas a la producción?

Se incorporarán nuevos productos a la planta de empaquetado. Y con todos los nuevos fármacos que se están comercializando, creemos que Alcobendas seguirá jugando un papel destacado dentro de la red de plantas de producción de Lilly en el mundo.

Los fármacos desarrollados de principio a fin por Lilly solo representan el 25% del total”

¿Qué otros proyectos tienen en desarrollo?

En el campo del alzhéimer hay al menos tres moléculas más, con mecanismos diferentes de acción; también hay desarrollos en dolor, área en la que trabajamos con Pfizer, y fármacos relacionados con la migraña y la oncología. En total, en fase I hay 20 moléculas; en fase II, 19, y en fase III, 7. En algunos de esos proyectos participa la filial española. En Alcobendas trabajamos en investigación básica en oncología y diabetes, y cuando pasan a investigación clínica prácticamente participamos en todos los estudios clínicos. En 2015, España fue el país en el que más estudios clínicos hizo Lilly.

¿Cómo evoluciona la deuda hospitalaria?

Ha mejorado muchísimo desde que se han puesto en marcha el plan de pago a proveedores y el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA). Estas dos herramientas han hecho que dejemos atrás una etapa de enorme preocupación. En estos momentos estamos en plazos de pago incluso mejores que los de los años previos a la crisis. A cierre de 2015 se pagaba a 143 días, con un tamaño de deuda de 2.200 millones. Vamos en la senda de que 2016 también sea un buen año.

¿La situación política del país les ha hecho repensarse alguna inversión?

No, aunque la situación que tenemos no es deseable bajo ningún punto de vista. En el mejor de los casos tendremos Gobierno en septiembre. Se nos han ido tres cuartas partes del año en un momento en el que es imprescindible seguir trabajando para consolidar la recuperación.

¿Cree que veremos próximamente alguna otra gran fusión en la industria farmacéutica?

Hace 25 años que las fusiones son tendencia. Y a pesar de ello, el sector sigue siendo fragmentado si se compara con el del automóvil o el energético. Pero la fusión y adquisición no es nuestra estrategia. Nuestra vocación es concentrarnos en desarrollar medicamentos innovadores, y eso no se logra con más tamaño una vez conseguido cierto volumen. Nosotros invertimos 6.000 millones de euros anuales en I+D, más del 23% de las ventas. Eso no quiere decir que no haya que controlar las oportunidades: pequeñas startups biotecnológicas, contratos y licencias, compras de moléculas tempranas... En los últimos 15 años, los productos que han sido el fruto exclusivo del trabajo interno de Lilly no representarán más del 20% o 25% del total.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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