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El Foco
Tribuna
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Empresas y economistas

En Inglaterra se usa el acrónimo VUCA; en español, VICA, para describir las características del mundo económico actual, es decir, un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo. Si bien, en los últimos años la situación económica mundial se ha revestido de cierta alegría gracias al crecimiento de las economías emergentes, es decir, los llamados Brics o, con más amplitud, los Eagles. Estas economías han sufrido una importante desaceleración debido principalmente a la situación de China, a la caída de los precios de las materias primas y a las condiciones más restrictivas de financiación por la que están atravesando estos países. También el poco crecimiento que experimenta Europa, las menores perspectivas de crecimiento de EE UU y en general focos de riesgo derivados de eventos de carácter geopolítico hacen que la ralentización de la economía mundial se intensifique. Por lo tanto, este escenario económico plantea más exigencias a las empresas para la consecución de sus objetivos de crecimiento y rentabilidad dentro de un marco sostenible.

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Lo que sí es evidente y se palpa en el ambiente es el mayor dinamismo de la economía, que arrastra a las empresas a acometer procesos de internacionalización, de conectividad a las nuevas tecnologías, de captación y mantenimiento de talento y un largo etcétera de procesos, que en definitiva se traducen en adoptar dentro de la empresa una cultura más abierta al cambio y de mayor agilidad en la toma de decisiones. Los beneficios en la adopción de estas políticas son enormes y no solo para las grandes empresas, sino también para las pymes, que deben ser conscientes de ir asumiendo este tipo de retos. Por ejemplo, la internacionalización pasa de ser de una actividad marginal a central, de ser imprescindible para las grandes empresas a serlo también en las medianas y también a ser muy recomendable para las pequeñas. Operar a través de la internacionalización en mercados emergentes hace que las empresas adopten nuevas tecnologías, que incrementen su productividad y que desarrollen sus habilidades de liderazgo para implementar cambios de cara a la innovación.

Estamos en lo que se ha llamado la cuarta revolución industrial, la conectividad, los sistemas ciberfísicos (CPS), es decir, nuevas tecnologías informáticas y de comunicación que se incorporan a toda clase de dispositivos dotándolos de inteligencia. Los podemos encontrar en nuestros sistemas de transporte, fábricas, hospitales, hogares, dispositivos personales, etc., configurando una nueva generación de elementos interconectados. Esta revolución tecnológica tiene muchos impactos en la empresa que podemos resumirlos en que hay más información, más gama de productos y servicios y, en definitiva, una nueva y muy diferente dinámica empresarial.

De lo anterior podemos sacar como conclusión que las empresas son menos longevas, los modelos de negocio cambian constantemente, hay más capital financiero que talento o capital humano, que no solo hay que velar por los resultados financieros, sino por los sociales y medioambientales y, en definitiva, que hay que buscar más valor añadido para todo los grupos de interés vinculados a la empresa.

Los economistas podemos ayudar a la gestión de las compañías en muchos aspectos dentro de este nuevo contexto marcado por un gran dinamismo. Podemos asesorar a la empresa en la adopción de una cultura más proactiva y a vencer la resistencia al cambio. Los actuales ciclos de negocio cada vez son más cortos, lo que vale para hoy no vale para mañana y por ello la dirección estratégica de las empresas debe estar más conectada con la ejecución. Anteriormente, primero se decidía y luego se ejecutaba, hoy ambas actividades se superponen y nos encontramos con una estrategia que es al mismo tiempo acción, lo cual exige aptitudes y cualidades de management diferentes. Hemos de ayudar a las empresas a introducir cambios para que la gestión sea más ágil, combinando análisis con intuición. El dinamismo actual hace que no haya tiempo de analizar toda la información disponible y nos veamos abocados a introducir la intuición en la toma de decisiones, pero sin confundirla con la improvisación. Para ello, hemos de introducir procesos de obtención y organización de la información que proporcionen una base razonable en la toma de decisiones y en el plazo exigible.

Nos vemos abocados a introducir la intuición en la gestión, pero sin confundirla con la improvisación

Las empresas deben adaptar sus estructuras y formas de trabajo a esta nueva dinámica empresarial. Deben fomentar la discriminación positiva de sus equipos humanos, evaluando su rendimiento, su contribución al cambio y a la innovación, e instaurando políticas para incentivar el desarrollo de sus capacidades. La atracción de talento en la empresa debe ser un objetivo primordial de las organizaciones. El desarrollo de los empleados en todos los niveles, potenciando sus habilidades y capacidades, será la clave para que puedan aportar un mayor valor añadido. No solo hay que potenciar las habilidades existentes, sino también nuevas habilidades relacionadas con las nuevas tecnologías, idiomas, culturales, etc., que permitan ampliar el campo de actuación de las organizaciones.

La digitalización es un proceso vital para la empresa al cual las organizaciones han de implantar y adaptarse a este nuevo modelo de negocio. Big data, cloud computing, redes sociales, internet de las cosas, etc., son aspectos que están imprimiendo una nueva dinámica en la forma de hacer los negocios. No se puede sobrevivir operando a su alrededor, sino que hemos de introducir estas nuevas tecnologías en nuestras organizaciones y movernos con agilidad entre ellas.

Cuando vemos que en China el 94% de la gente realiza compras online al menos una vez al mes y en España solo lo hace el 48%, o cuando en China el 66% de la población compra una vez al mes por su móvil y en España solo en 7%, la conclusión que sacamos es que hemos de acelerar nuestros procesos de digitalización para que estas nuevas tendencias no nos dejen fuera del mercado global y por el contrario utilizarlas y servirnos de ellas para que nos ayuden a ser más competitivos.

Carlos Puig de Travy es Presidente del REA+REGA Corporación de Auditoresdel Consejo General de Economistas

 

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