Brasil, líder latino americano de la economía colaborativa
La resistencia social de los sectores tradicionales afectados sigue siendo el principal obstáculo que salvar.
La economía colaborativa parece imparable. La idea de compartir, en vez de poseer, ha tardado, pero avanza firme en América Latina, como constata el informe "Economía colaborativa en América Latina", elaborado por la Escuela de Negocios IE Bussiness School en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de Economía y Hacienda y que ha sido presentado hoy en la Casa de América en Madrid.
Brasil lidera la implantación de este tipo de plataformas, arrastrado por su crecimiento económico y por la entrada de empresas internacionales que facilitan la confianza y el conocimiento de los clientes; representan el 32% del total. En segundo lugar, con el 13%, se sitúan Argentina y México, seguida de Perú con un 11%.
Los principales sectores en los que operan son el transporte (24%) y los servicios de alquiler de espacios físicos; principalmente para el hospedaje turístico (19%). Aunque todavía es incipiente comparado con el volumen de actividad en Estados Unidos o Europa, de donde partieron este tipo de negocios colaborativas, los expertos esperan un crecimiento similar impulsado por el progresivo aumento de las iniciativas locales. "La economía colaborativa está todavía en su infancia", ha asegurado Ricardo Pérez, profesor del IE Bussiness School, uno de los promotores del documento.
A pesar de ver grandes oportunidades en esta nueva forma de economía, los participantes también encuentran límites a su desarrollo. La amenaza principal es el desconocimiento y desconfianza de los clientes del tipo de negocio ante un nuevo modelo de negocio que necesita generar un cierto grado de reputación y credibilidad. Los emprendedores piden de los gobiernos y el mundo empresarial tradicional un mayor apoyo a este tipo de iniciativas para inducir a los consumidores a probarlos.
Sin embargo, el principal obstáculo lo sigue suponiendo la resistencia social de los sectores tradicionales que se ven influidos por estos nuevos actores como el taxi en el caso del transporte y las grandes cadena hoteleras en el supuesto de los alojamientos compartidos.
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