La corrupción exige renovación, a pesar de nuestro crecimiento récord
El Fondo Monetario Internacional acaba de destacar que España es la economía desarrollada de 2015 que más crece. Del 3,2% de 2015, y 3,5% del cuarto trimestre, y contra muchos vaticinios y la lógica desaceleración debido a la crisis de los emergentes, le sigue ahora un 2,8% en el primer trimestre de 2016. Ya se crearon 577.000 empleos en 2015, el paro oficial ha descendido al 20% (en EEUU el real se calcula en 15% teniendo en cuenta las personas que han abandonado el mercado laboral) y en las Comunidades Autónomas más prósperas es del 10% o incluso menos si tenemos en cuenta la economía sumergida, que habría que combatir para que las administraciones públicas puedan seguir prestando los servicios que los ciudadanos se merecen. Resurgimos de la mano de las exportaciones después de una devaluación interna (reducción costes, salarios y precios inmuebles) inevitable debido a nuestra pertenencia a la eurozona. No podíamos devaluar como en otras épocas la antigua peseta para recuperar competitividad. Batimos récords de llegada de turistas cada año, registramos superávits comerciales si excluímos energía, superávits por cuenta corriente, atraemos inversión extranjera y vuelven a subir los precios de las viviendas. El consumo (pero ojo con volver a consumir demasiado!), la inversión y la construcción son ahora junto con las exportaciones los motores de nuestro crecimiento. Afortunadamente los experimentos radicales no han funcionado y con gran probabilidad a finales de junio los españoles acudirán a las urnas y se formará un gobierno moderado (PP más Ciudadanos con abstención de PSOE, gran coalición PP-PSOE) que acabará con un periodo de incertidumbre política que nos está perjudicando. Pero no pasemos del depresivo ambiente de los dos primeros años del gobierno del presidente Rajoy (2012-2013) cuando todos vaticinaban rescates, hombres negros, intervención de la economía española por la troika y hundimiento de la eurozona a una euforia propia de la primavera, de las buenas noticias económicas y la perspectiva de un buen resultado de la selección española en la Eurocopa. No vivir más allá de las posibilidades es algo que siempre hay que tener en mente, sea a nivel de las finanzas de un país, de una familia o de un individuo. Una cosa es invertir y otra consumir comprando cosas innecesarias. Invertir significa comprar maquinaria o contratar a más empleados con contratos indefinidos y salarios más altos para las empresas y comprar ordenadores, tablets, móviles útiles, cursos de idiomas o lo necesario para mejorar y mantener el estado de salud y potenciar la preparación profesional. No volver a comprar Porsche Cayennes, con todo mi respeto a la marca alemana. No somos Noruega. Tampoco hace falta comprar el último modelo de móvil o smartphone que simplemente tiene algunas funciones más pero cuya duración de batería y memoria prácticamente no aumenta porque exige un nuevo sistema operativo. Hay dos marcas que ya van por la versión 7 y estamos en el año 2016. Por lo menos Windows está en la versión 10 en 2016. Lo escribo porque en diciembre pasado pasé de una versión 4 a una 5s, que sí añade ser biométrico en su activación. Pero no tengo ninguna intención de comprar uno nuevo por mucho que sea sumergible, a menos que sirva en Europa y Estados Unidos sin roaming.
Por consiguiente, creo que debemos aprender de las lecciones de los años de burbuja, matener una sana austeridad y exigir a la clase política una renovación que la ciudadanía sí tiene derecho a reclamar ante tanta corrupción. Podemos ha fracasado pero subió debido a la corrupción y su mensaje anti-castas. Ciudadanos es un partido serio que también se ha beneficiado de presentar una imagen y candidatos sin apenas casos de corrupción. El Partido Popular y PSOE deberían cesar a todos sus cargos imputados en casos de corrupción. Si después la justicia les absuelve tendrán tiempo para volver a la vida pública. Con las redes sociales no cuesta reaparecer mediáticamente. El presidente Rajoy ha liderado un proceso de transformación, modernización y liberalización de la economía española, de su modelo de crecimiento, de la administración pública, de la justicia, educación, energía sin parangón desde la transición. Hay que incidir ahora en temas pendientes como la simplificación del calendario de festivos (eliminar los municipales, con nacionales y autonómicos es suficiente), racionalización de la jornada laboral (vinculado a los festivos vía puentes y acuaductos) para que trabajemos menos horas pero de manera más productiva y armonización fiscal y del mercado único. Habría que potenciar la filantropía, para que los que más tienen (empresas, individuos) fruto de su esfuerzo puedan financiar actividades para los menos afortunados, desde cátedras en universidades a centros médicos o fundaciones para las clases medias y bajas azotadas por los efectos de la crisis, los ajustes y la exclusión social. Pero todo ello es difícil de hacer si las comunidades autónomas cambian sus respectivos impuestos de sucesiones, por ejemplo, y no intentan como mínimo consensuar evitar una competencia desleal. Dónde es más rentable tener la sede principal o morirse de cara a los herederos? Es una pregunta triste que se formulan empresas y familias con grandes patrimonios. Dicha tarea requiere una renovación en los principales partidos. Los votantes del PP prefieren que la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, sea la candidata en la elecciones que se celebrarán a finales de junio. Además de tener una capacidad de trabajo extraordinaria, ha ejercido de vicepresidenta durante casi cinco años (contando en funciones), de ministra de la presidencia, ministra portavoz, presidenta en funciones durante los viajes al extranjero del presidente y ha coordinado la política económica. Ha sido una carga dura que ha llevado con gran profesionalidad, eficiencia, acierto, elegancia y sin buscar un protagonismo más allá del propio de sus cargos. No ha viajado apenas al extranjero. En el Partido Popular moderado que debe apelar a los votantes de partidos nacionalistas moderados deben jugar un papel destacado el fiel y eficiente jefe de gabinete del presidente del gobierno, Jorge Moragas, los ministros en funciones de Guindos, Montoro, Alonso, Pastor y Margallo. Gustarán más o menos a los votantes pero su experiencia, cualificaciones, entrega y capacidad de trabajo y honorabilidad no se puede cuestionar. También el presidente de Galicia, Núñez Feijóo, puede jugar un papel destacado en la política nacional. El presidente Rajoy le recomendó a la actual vicepresidenta cuando la fichó como jefe de gabinete que para triunfar en política hay que tener sentido común, sentido de estado y sentido de la deportividad. Y del humor si es posible. No dudo que el presidente Rajoy considererá su papel en la historia de España y la necesidad de dar paso a una nueva generación.