Neutralidad suiza con el ‘brexit’
El límite de Credit Suisse al brexit es una muestra de la neutralidad que sus clientes deberían jalear. El grupo financiero suizo ha advertido a los empleados, a través un documento interno al que ha tenido acceso Breakingviews, de que eviten participar en eventos o compromisos de marketing o mediáticos que pudieran influir en el resultado del referéndum en Reino Unido sobre la pertenencia a la Unión Europea.
La mayoría de los bancos de inversión multinacionales con sede europea en Londres deberían querer que Reino Unido permanezca dentro de la UE. Una salida significaría mayores costes a corto plazo y podría obligarles a trasladar una parte del personal a otro país europeo con el fin de asegurar que sus clientes internacionales tengan pleno acceso al mercado único. Sin embargo, tomar parte de forma abierta podría poner nerviosos a algunos clientes que no están de acuerdo. Muchos fondos de cobertura quieren salir de la UE, por ejemplo.
Tampoco está claro que el electorado británico se preocupe mucho por lo que tengan que decir las grandes finanzas. Los argumentos de JPMorgan y Goldman Sachs a favor de que Reino Unido se quede probablemente no harán mucho para convencer a los votantes. Las opiniones personales, como el deseo del consejero delegado de Credit Suisse, Tidjane Thiam, de seguir con el status quo, son un asunto diferente. Estos deberían ser bienvenidos por los intereses de un debate abierto, incluso si entran en conflicto con la postura oficial de la empresa.
Sin embargo, hay una razón más importante para que las entidades bancarias tengan cuidado. Las prohibiciones de las leyes electorales británicas para las empresas que no se registran como influenciadores políticos son difusas en el mejor de los casos, pero las sanciones por infracciones son punitivas. Bank of America Merrill Lynch también ha advertido a algunos miembros del personal de las repercusiones. Puede que otros bancos les sigan.
Además, hay otro motivo para que Credit Suisse se mantenga al margen del debate: la propia incertidumbre de Suiza sobre su relación con la UE.