_
_
_
_
El albero, el fino y el tapeo marcan los colores y sabores de la fiesta

Pistas para perderse durante la Feria de Abril

Todos está preparado en el Real para que comience una de las mayores citas festivas, sociales, culturales y populares de Sevilla. ¡Nos vamos de casetas!

Cada año cambia el alumbrado del portón del Real de la Feria.
Cada año cambia el alumbrado del portón del Real de la Feria.

Comienza abril y Sevilla tiene un color especial, se viste de fiesta y se pone flamenca para irse al Real. La cuenta atrás para la Feria de Abril ha empezado y con ella una de las grandes citas culturales y festivas de la capital andaluza. Una ciudad a la que le sobran encantos y que atrae cada año a millones de turistas tanto de dentro como de fuera de nuestras fronteras.

El Real de la Feria, un recinto de un millón de metros cuadrados, ubicado en el barrio de Los Remedios, convocará en menos de 15 días al todo Sevilla y nadie faltará. Los días de feria las calles se vacían y es un buen momento para aprovechar las primeras horas de la mañana, para visitar la ciudad sin las aglomeraciones habituales. Estas son algunas de las cosas que debe saber para no perderse durante la feria o para visitar al margen de ella.

El pistoletazo de salida de la Feria de Abril comienza con la prueba del alumbrao. Este año será el martes, 12 de Abril, a las 00.00 horas, cuando se enciendan miles de bombillas que iluminan la portada del Real de la Feria y las calles del recinto; es la noche en la que la tradición manda cenar pescaíto frito. La Feria termina el domingo, 17 de abril, a las 24.00 horas, con el lanzamiento de fuegos artificiales. 

Las 1.051 casetas –de ellas 527 tienen un origen familiar y otras 504 pertenecen a entidades– se alinean y distribuyen en 15 calles. Todas ellas están cubiertas de albero, la arena naranja que tapiza los cosos taurinos y homenajean a figuras del toreo de todas las épocas, como Ignacio Sánchez Mejías, Juan Belmonte, Antonio Bienvenida o Curro Romero.

Ningún sevillano acude al Real antes del mediodía, utilice calzado cómodo, no se preocupe si no tiene traje de flamenca o de corto –para ellos–, con cualquier detalle flamenco (flor o un sombrero) se sentirá perfectamente integrado y olvídese del coche, pues hay un servicio gratuito de autobuses.

El recinto ferial cuenta con un parque de atracciones, con su icónica noria, para niños y mayores, ubicado en la calle del Infierno, llamada así por el nivel de decibelios que alcanza el lugar.

Lo mejor para disfrutar de todo el sabor de la feria es tener un amigo sevillano con caseta en el Real para que le invite. Si no es así, tampoco se desanime, hay una veintena de casetas con acceso libre, lo único malo es que casi siempre estarán abarrotadas y tendrá que hacer cola para las degustaciones. Muchas admiten el pago en metálico, pero en la mayoría tendrá que comprar vales para las consumiciones.

En todas, tanto públicas como privadas, se come, se bebe y se baila a ritmo de sevillanas y nunca faltan las palmas.Caminar por las calles del Real o darse un paseo en uno de los muchos carruajes de caballos son algunas de las actividades turísticas que le tentarán durante los días de feria. El ambiente del Real cambia totalmente del día a la noche, en el que se multiplica el número de gente joven...

La bonita plaza de toros de La Maestranza, en el paseo de Colón, le disputa a Las Ventas de Madrid el ser considerada como la catedral del arte del toreo. Salir a hombros por la Puerta del Príncipe, en los carteles taurinos de la Feria de Abril, conduce a los matadores al olimpo de las grandes figuras de la historia de la tauromaquia. La plaza, que tiene museo propio, se puede visitar. Entrada general: 7 euros en Realmaestranza.com.

Santa Cruz, Triana y la Macarena son los tres barrios más famosos de Sevilla y merecen dedicarles tiempo y paseos para recorrer sus calles. Santa Cruz es el antiguo barrio judío, animado y coqueto, recrea la tradicional arquitectura andaluza de casas blancas con patios de todos los tamaños pero todos llenos de flores y geranios. Pasear por sus callejuelas es una especie de encantador laberinto, donde descubrirá plazas, terrazas y recoletos restaurantes.

En la calle Santa Cruz descubrirá una cruz de hierro forjado que da nombre al barrio y en la plaza de los Venerables está el famoso hospital homónimo de estilo barroco con su hermoso patio central. Triana se encuentra al otro lado del río y es uno de los símbolos de Sevilla. Fue barrio de marineros, alfareros, cantaores, bailaores y toreros y quedó unido a la ciudad con el puente de Isabel II (1852), conocido como el de Triana.

Sus calles llenas de encanto y de antiguas casas palacios típicas del XIX. En la calle Pureza está la capilla barroca de los Marineros, que alberga la famosa imagen de la Esperanza de Triana, una de las más veneradas de la ciudad, y al final de la calle Castilla se llega a la capilla del Patrocinio, que custodia el Cristo de la Expiración, el famoso Cachorro.

La Macarena es el barrio más moderno y señorial. Allí está el hospital de las Cinco Llagas, fundado en el año 1500 y precedido de un cuidado jardín. El edificio es la sede del Parlamento de Andalucía.

Muy cerca, el Arco de la Macarena, una de las antiguas puertas del la ciudad; en sus inmediaciones están los restos de la antigua muralla almohade del siglo XII. Al otro lado del arco descubrirá la basílica de la Macarena, su mayor interés es que en su altar mayor guarda la bella escultura de finales del XVII de la Esperanza Macarena que divide en devoción a los sevillanos.

Sierpes es sin duda la calle más famosa de la ciudad. Estrecha y no muy larga, se extiende desde la plaza de la Campana, donde está una de las más famosas confiterías de Sevilla, y termina en la plaza de San Francisco, donde está el ayuntamiento. Peatonal y comercial, llena de bares y tabernas y donde conviven tiendas tradicionales –mantones, abanicos– grandes marcas, franquicias y souvenirs. Paseo obligado.

Llega el momento, ¿qué me pongo? El tiempo de sacar el mantón, la peineta, las flores y airear los volantes o no. El traje de flamenca es uno de los más favorecedores, pero quizá el único atavío regional que pasa de moda. Este año los lunares y los estampados florales en todas sus versiones son tendencia; se llevan las faldas de un solo volante, las nejas –un tipo de costura para dar vuelo a la falda– abiertas que hacen el traje más cómodo; los hombros al aire y los mantones de Manila. Las más atrevidas se pueden enfundar en un traje de faralaes con trasparencias, lo más chic para las noches.

“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero…”. Los versos son de Antonio Machado y el patio –y Sevilla está llena de magníficos ejemplos– al que hace de referencia en Campos de Castilla no es uno cualquiera sino el del Palacio de Dueñas, propiedad de la Casa de Alba desde 1612. Allí nació el poeta cuando era casa de vecinos y su padre ejercía de administrador.

Las Dueñas, una mansión solariega construida entre los siglos XV y XVI, mezcla estilos tan dispares como el gótico, el mudéjar o el renacentista. Carlos Fitz-James Stuart, el XIX duque de Alba, decidió abrirlo al público el pasado 17 de marzo. Solo se puede visitar su planta baja, los patios y caballerizas. Entrada general desde 10 euros en Ticketea.es y Lasduenas.es.

Esta céntrica taberna-restaurante (Gerona, 40) es un clásico del tapeo. Su solera se remonta a 1670 y allí se dan cita sevillanos y visitantes desde hace generaciones. Lugar de tertulias, cofrades y famosos. Tapas, finos, manzanillas y una carta basada en la cocina tradicional andaluza-mozárabe, que rescata antiguos recetarios.

La capital hispalense está llena de edificios con azoteas con vistas espectaculares. El Mirador de Sevilla, el restaurante ubicado en la quinta planta del céntrico Hotel Vincci La Rábida, es una opción segura para una velada romántica en un palacio del siglo XVIII y con privilegiadas panorámicas a la Catedral y la Giralda. A un paso de la Catedral y de La Maestranza, no se extrañe si entre plato y plato se topa con lo más granado de las figuras del toreo.

Vista de la Giralda, uno de los símbolos de la ciudad de Sevilla.
Vista de la Giralda, uno de los símbolos de la ciudad de Sevilla.Thinkstock

Un paseo rápido

Sevilla es una ciudad muy cómoda y agradable de visitar si no fuera por los numerosos turistas que se concentran en sus calles. En el corazón histórico de la capital andaluza encontrará su preciosa catedral con su gran nave gótica junto al campanario, el minarete de la Giralda y el Real Alcázar con sus bonitos jardines y su embaucador aroma a jazmín.

Muy cerca de la popular calle Sierpes está la no menos famosa plaza del Salvador y su espectacular iglesia de fachada rosa, la más importante para los sevillanos después de la catedral. Otra que no debe perderse es la bulliciosa plaza de la Alfalfa o la de Pilatos, que alberga el famoso palacio del mismo nombre. En la margen derecha del río Guadalquivir, muy cerca de la Maestranza, está otro icono de la ciudad, la Torre del Oro.

En la orilla izquierda, ya en Triana y en la calle Betis encontrará una de las zonas más animadas de la ciudad, llena de terrazas y locales de moda. Si quiere adquirir algunos de los dulces típicos de Sevilla tendrá que acercarse hasta los conventos de clausura del barrio de La Macarena y llamar a sus puertas.

Más información

Archivado En

_
_