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BMW Vision Next 100

Así será el coche del siglo XXII

El pasado 7 de marzo fue un día histórico para BMW: la marca alemana inició la celebración de su primer siglo de vida. No es una efeméride al alcance de muchas empresas y, por ello, además de felicitarse por todos sus éxitos pasados, el fabricante ha querido mirar hacia adelante, concretamente a cómo creen que serán los coches dentro de cien años. Su respuesta es el Vision Next 100. El prototipo deja claros los derroteros que BMW pronostica que seguirá la industria: un diseño futurista, optimización máxima de la aerodinámica y tecnología muy avanzada. Esto es algo que recalca Adrian van Hooydonk, director de diseño de BMW Group: "La tecnología tendrá avances significativos, abriendo fantásticas nuevas posibilidades que nos permitirán ofrecer al conductor aún más ayuda para una experiencia de conducción más intensa".

Un diseño futurista, pero puro BMW

Para dentro de cien años, BMW tiene previsto que sus principales señas de identidad estética sigan presentes en sus modelos. En el Vision Next 100 queda patente con la icónica parrilla de doble riñón en una versión alargada y con los faros dobles, que en este prototipo son de corte minimalista. La marca apuesta por una silueta deportiva y atlética, con una longitud de 4.900 mm, una altura de 1.370 mm y una carrocería que envuelve hasta las ruedas, que pueden girar gracias a que están cubiertas por un material flexible. Y hablando de materiales, no hay lugar para los tradicionales: todo está hecho con una combinación de plásticos y fibra de carbono.

Estos avances pasan, inevitablemente, por la completa implementación de una tendencia que estamos viendo dar sus primeros pasos a día de hoy: la conducción autónoma. Desde BMW afirman que no se trata ya de debatir sobre si llegará, sino de cuándo lo hará; por eso aceptan que los conductores podrán dejar hacer todo el trabajo a sus coches… pero solo cuando así lo decidan. De esta manera, su último concept car ofrece dos modos de funcionamiento diferenciados: Ease y Boost. El primero representa la conducción autónoma cien por cien, en la que el volante se pliega y desaparece en el salpicadero (que llama la atención por la ausencia de toda pantalla o botón), dejando al conductor más espacio y encargándose el coche de todo. El segundo hace referencia a la conducción que podríamos denominar convencional, pero en la que el automovilista es ayudado por todo tipo de asistentes tecnológicos.

Al contrario de lo que se pudiera pensar en principio, esta modalidad es la que resulta más interesante, porque se basa en un concepto que BMW denomina geometría viva. Este sistema, formado por casi 800 triángulos móviles situados en salpicadero, consola central y paneles laterales, lee los gestos del conductor y los interpreta para llevar a cabo acciones tales como manejar el sistema de infoentretenimiento u ofrecer datos relativos a la conducción. En el modo Boost, la Geometría Viva se centra en aportar información que optimice la conducción, no que la haga necesariamente más rápida: avisos sobre vehículos cercanos, la mejor trayectoria de la curva, velocidad más adecuada para cada situación, etcétera. Y para que el conductor no se distraiga, muestra todo en el parabrisas, que actúa como una gigantesca pantalla de proyección HUD (Head Up Display). El objetivo es conseguir una interacción más intuitiva entre el coche y su usuario, llegando a establecer “una especie de comunicación subconsciente".

El grupo BMW ya ha confirmado que este es solo el primero de los cuatro prototipos que presentará por su centenario, siendo los otros tres de Mini, BMW Motorrad y Rolls-Royce.

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