Obama, la guayabera y el salto adelante de Cuba
No cabe la más mínima duda de que la inminente visita de Barack Obama a Cuba está llamada a ser uno de los episodios internacionales más importantes en lo que llevamos de década. Tampoco alberga la menor duda de que el presidente estadounidense será muy bien recibido por el pueblo cubano. Ambos son pueblos hermanos que tienen el deber histórico de respetarse y ampararse mutuamente. Esta histórica visita será una magnífica oportunidad para que el presidente estadounidense conozca de primera mano la realidad cubana.
Curiosamente, en Cuba existe una leyenda urbana de que el embargo financiero y comercial se levantará con un acto protocolario en La Habana con el presidente estadounidense firmando el preciado documento vestido con una guayabera. Esto último no ocurrirá estos próximos días durante la histórica visita, pero sí es factible que la Administración Obama, con anterioridad a las elecciones presidenciales de noviembre y por ende al fin de su mandato, llegue a levantar el veto a una virtual entrada de Cuba en las principales instituciones económicas internacionales, tales como el FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Mundial. Y de esto existe un precedente: en julio de 1993, Bill Clinton no vetó la entrada de Vietnam en las instituciones financieras internacionales pese a que sobre aquel país recaían graves sanciones, muy parecidas a las que hoy viene soportando Cuba, y que solo el poder legislativo estadounidense tiene potestad de extinguir. La entrada de Cuba en las instituciones internacionales abriría una importante línea de financiación y de créditos de ayuda para modernizar y adaptar sus infraestructuras, así como un fundamental know how financiero y reserva de divisas para poner las bases a la tan necesaria unificación monetaria.
Si en diciembre de 1959 Dwight Eisenhower pidió a Francisco Franco que permitiera la libertad de culto religiosa en España junto con otras medidas militares y políticas a cambio de reintroducir a España en la esfera internacional y permitir su entrada en los organismos internacionales con todos los parabienes que permitieron el milagro económico español, ¿qué pedirá Barack Obama estos próximos días a las autoridades cubanas a cambio de la no oposición a su entrada en las organizaciones financieras internacionales? Cuba ya ha puesto sus condiciones sobre el tablero de juego: respeto a sus ciudadanos, respeto a sus recursos naturales y respeto a su soberanía e independencia nacional.
Cabe también una solución intermedia, como es la de levantar la prohibición del turismo estadounidense a la isla, que es una facultad que solo puede tomar el Congreso de los Estados Unidos, formado por la Cámara de Representantes y el Senado. A día de hoy, Cuba recibe algo menos de tres millones de turistas al año, que con el turismo estadounidense fácilmente podría llegar hasta los diez en menos de un lustro, y con ello, la arribada de inversiones turísticas millonarias en las que Estados Unidos muestra, y no lo oculta, grandes intereses. En la práctica, esto supondría apartar la política de sanciones sobre Cuba, condenada por todos los países miembros de la ONU, a excepción de EE UU e Israel, a un limbo de escasa practicidad. Recordemos que formalmente la Unión Europea tampoco ha derogado la llamada Posición Común frente a Cuba, pero que apenas tiene efectos vinculantes. Permitir el turismo estadounidense a Cuba sería, en la práctica, una forma sutil de levantar el embargo favoreciendo los lazos económicos e impulsando la confianza en el inversor extranjero hacia la isla.
Todo puede ocurrir antes o después de las elecciones presidenciales de noviembre. Pero en lo que no existe tampoco la más mínima duda es en que el embargo, ya sea de una forma oficial u oficiosa, finalmente se levantará.
José Mª Viñals Camallonga / Renato A. Landeira son socio y director de Operaciones Internacionales / abogado y asociado sénior. Lupicinio International Law Firm