Rousseff asegura fichar a Lula “por su experiencia política”
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, defendió este miércoles en rueda de prensa su decisión de incluir en su Gabinete a su antecesor y padrino político Luiz Inácio Lula da Silva, de quien dijo que podrá usar su gran experiencia política y sus habilidades como organizador para ayudar al Gobierno.
La jefe de Estado negó que el nombramiento de Lula como ministro de la Presidencia sirva para que el exmandatario se escabulla de los procesos judiciales a que se enfrenta y aclaró que las investigaciones proseguirán pero en otra instancia. “La llegada de Lula al Gabinete es algo muy importante y relevante. Primero por su inequívoca experiencia política y segundo por los conocimientos que tiene del país y de las necesidades del país”, afirmó la mandataria al justificar el cuestionado nombramiento.
El Gobierno brasileño había confirmado horas antes que Lula, salpicado en las últimas semanas por asuntos de corrupción, será el nuevo titular del influyente Ministerio de la Presidencia. En una nota oficial, la presidenta informó de que Lula, su antecesor y padrino, asumirá esa cartera, que hasta ahora estaba en manos de Jaques Wagner, que pasará a ser jefe de gabinete.
La decisión, según el jefe del grupo del Partido de los Trabajadores (PT) en la Cámara de Diputados, Afonso Florence, fue tomada después de una rueda de consultas que Rousseff tuvo durante los últimos dos días con el expresidente en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia en la que Lula vivió entre 2003 y 2011, período en que ejerció como jefe del Estado de Brasil. “Tendremos un ministro con larga experiencia para ayudar al país” y la decisión ha sido tomada “única y exclusivamente con el objetivo de poner fin a la crisis” política y económica, agregó el diputado.
Florence negó que Lula, como ministro, pueda obstaculizar las investigaciones que tramitan en tribunales en su contra o aquellas que afectan a otros funcionarios del Gobierno o parlamentarios del PT. “Fue con Lula en el Gobierno que se fortalecieron el combate a la corrupción e instituciones como la Procuraduría General, que obtuvo la autonomía que tiene hoy para investigar”, declaró.
Según fuentes oficiales, una de las principales tareas de Lula en el Gobierno será aglutinar a la fragmentada base parlamentaria del oficialismo, con vistas al eventual juicio político que el Congreso puede retomar contra la mandataria en los próximos días. Lula asumirá un ministerio desde el que se controlan todos los resortes del poder, lo cual le permitirá influir en cada una de las decisiones de su sucesora y también en las de su base parlamentaria, a la que intentará unir de cara al eventual proceso que pudiera desalojar a Rousseff del poder.
Lo hará bajo la sombra de las causas abiertas en su contra, en las que es sospechoso de enriquecimiento ilícito, blanqueo de dinero y falsificación de documentos, cargos por los que la justicia aún no se ha pronunciado pero que llevaron a la Fiscalía de Sao Paulo a pedir su detención preventiva, que todavía no ha sido decidida. Sin embargo, con su incorporación al gabinete de Rousseff, Lula pasará a tener foro privilegiado y todas las causas en su contra deberán pasar a manos de la Corte Suprema, lo cual deberá dilatar todos los procesos.
Un nombramiento que no le gusta a Moody's
La agencia de calificación de riesgo Moody's resaltó que este nombramiento pone de manifiesto las “prioridades políticas” del Gobierno, en detrimento de la “consolidación fiscal”. Moody's también advirtió que el escenario político podría “complicar” la perspectiva de crédito de Brasil, según un comunicado enviado por la agencia.
El pasado febrero Moody's retiró la nota de “buen pagador” a Brasil, al rebajar su nota de “Baa3” a “Ba2”, con “perspectiva negativa”. Fitch y Standard & Poor's también le retiraron a Brasil el sello de buen pagador y, al igual que Moody's, justificaron esa decisión en el oscuro panorama económico y político del país.
El ministerio de los acusados
A pesar de su influencia, el Ministerio de la Presidencia es una cartera de la que casi todos sus ocupantes han salido salpicados en los últimos años por grandes escándalos de corrupción.
José Dirceu, quien ocupó ese cargo durante los dos primeros años del primer mandato de Lula, está en prisión acusado de participar en la red de corruptelas de Petrobras y ya había sido condenado a diez años de cárcel por un sonado asunto de sobornos parlamentarios.
Dirceu fue sucedido por Dilma Rousseff, quien salió indemne del cargo, pero su relevo, Erenice Guerra, está investigada por diversos asuntos, que incluyen el caso Petrobras.
Ya con Rousseff en el poder, ese ministerio estuvo primero en manos de Antonio Palocci, destituido tras cinco meses en el cargo por denuncias de enriquecimiento ilícito y sospechoso ahora de haber participado en la corrupción petrolera, al igual que su sucesora, la senadora Gleisi Hoffman.
El cargo fue ocupado luego por Aloizio Mercadante, actual ministro de Educación, acusado este martes por el que fuera jefe del oficialismo en el Senado Delcidio Amaral, detenido por el caso Petrobras, de haber intentado sobornarle a cambio de que no cooperase con la justicia.