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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una solución para el futuro

El procedimiento anunciado por Bankia para compensar a los inversores minoristas que adquirieron acciones en la salida a Bolsa de la entidad constituye un mecanismo diseñado para dar una solución definitiva y rápida a los afectados y para cerrar cuanto antes el capítulo de las indemnizaciones. La entidad ofrece a los inversores la devolución de su dinero más un 1% de interés sin necesidad de acudir a un tribunal. Bankia espera que la oferta sea aceptada por unos 200.000 pequeños accionistas, que recuperarán en total entre 1.400 y 1.500 millones de euros. Una cantidad cubierta por las provisiones que ya realizó el banco entre 2014 y 2015 –unos 1.840 millones de euros– para hacer frente a las reclamaciones. En palabras de José Sevilla, consejero delegado de Bankia, la estrategia es ofrecer “un proceso ágil, rápido, sencillo, gratuito y transparente”.

La solución se ha anunciado poco después del fallo del Tribunal Supremo que ha declarado nula la adquisición de las acciones de la entidad con ocasión de la OPS por considerar que hubo error en el consentimiento, motivado por el desajuste existente entre las cifras del folleto y la realidad. El fallo del alto tribunal, que calificó la información de Bankia de “incorrecta e inveraz”, obliga al banco a resarcir a dos suscriptores, pero también abre la puerta a nuevas reclamaciones civiles. En lugar de esperar a que esa cascada de demandas se tramiten en los tribunales, Bankia ha optado por dar un paso adelante y ofrecer una solución extrajudicial que incluya el monto completo de lo invertido por cada accionista.

Desde el punto de vista de la gestión, el plan no deja cabos sueltos ni supone un desequilibrio contable. Dado que la cantidad para hacer frente a esos pagos había sido previamente provisionada, Bankia no asume riesgos financieros y sí despeja, en cambio, los derivados de las reclamaciones judiciales de sus miles de pequeños accionistas. A ello hay que sumar también el valor reputacional que trae consigo una decisión como esta, que tiene un enorme trascendencia para una entidad que está construyendo su futuro y tratando de cerrar cuanto antes los problemas que arrastra del pasado. El banco superó ayer el primer examen, el de los mercados, con una subida de casi un 5%.

Pese a todo ello, en el caso Bankia quedan cabos sin atar que deben ser todavía clarificados. El fallo del Supremo deja claro la existencia de falsedad en el folleto, una manipulación cuya factura financiera recae sobre todos los españoles, pero cuya responsabilidad penal tiene nombres y apellidos que deben todavía ser identificados y sancionados judicialmente. En esa tarea, que está en manos de los tribunales, no solo los inversores, sino también el Estado, como primer accionista del banco, deben mantener una actitud proactiva de tutela y exigencia de responsabilidad.

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