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Columna
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La maldición de Pemex continúa

El nombramiento del nuevo jefe de Petróleos Mexicanos, un economista educado en Harvard que sabe mucho acerca de recortes de costes y pensiones en lugar de un veterano del sector, apunta a los problemas profundamente arraigados del titán mexicano.

José Antonio González, que también estudió en el MIT y ha trabajado en el Banco Mundial, hizo bien su trabajo anterior en el instituto de seguridad social de México, reduciendo su déficit desde 2012. Las áreas en las que está especializado resultarán útiles, dado que jubilaciones y otros costes inflados se encuentran entre los mayores problemas de Pemex.

El desastre de la compañía también implica que las finanzas de México están en problemas

Pese a los esfuerzos de modernización, incluyendo una reforma histórica impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto en 2014 que puso fin a la posición de monopolio de la empresa tras ocho décadas, Pemex es un desastre. Eso también significa que las finanzas de México están en problemas. Pemex aporta aproximadamente un tercio del presupuesto federal, pero caída de los precios del petróleo y de la producción de crudo han llevado al ministro de Economía, Luis Videgaray, a anunciar que ya está planeando recortes para 2017. Pemex produjo una media de 2,27 millones de barriles de crudo al día en 2015, por debajo del pico de 3,38 millones en 2004. Además, registró unas pérdidas en el tercer trimestre de 10.000 millones de dólares (casi 9.000 millones de euros).

Pemex también ha sido una fuente insostenible de generosidad para los empleados, pese al pacto sobre las pensiones alcanzado en noviembre con su poderoso sindicato que reducirá algo los beneficios de la plantilla.

El año pasado se pusieron en marcha una serie de subastas para abrir los campos de petróleo y gas a los licitadores privados mexicanos y extranjeros. Aunque hasta ahora han sido irregulares, deben contribuir con el tiempo a hacer que el sector energético del país sea más eficiente. Peña González debe, por encargo de Nieto, asegurarse a de que Pemex puede competir en ese nuevo escenario. Un veterano del mundo del petróleo también podría tener problemas con la tarea, dado el bagaje político e histórico de la compañía. Pero al menos por ahora, no es inmediatamente obvio que González sea la elección correcta.

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