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Considera que a los inversores les preocupa poco un Gobierno en el que participe Podemos

S&P cree que la incertidumbre política amenaza la economía

Reloj en la fachada de la sede del Banco de España, en la Plaza de Cibeles en Madrid. EFE/Archivo
Reloj en la fachada de la sede del Banco de España, en la Plaza de Cibeles en Madrid. EFE/ArchivoEFE

La agencia de medición de riesgos Standard & Poor's cree que la recuperación de la economía española, que es la que crece a mayor ritmo de la zona del euro, se ve ensombrecida por el contexto de incertidumbre política abierto tras las elecciones, de las que aún no ha salido un gobierno estable. Pese a ello, considera que los inversores no están preocupados por la formación de un nuevo Gobierno, aunque en él se incluya Podemos. Su preocupación es que se alargue en el tiempo (hasta el tercer trimestre del año) la incertidumbre de quién formará el nuevo Gobierno.

En la presentación de un informe sobre las perspectivas de la banca española para este año, la directora de instituciones financieras de S&P, Elena Iparaguirre, ha reconocido que esta incertidumbre se nota ya en los indicadores de confianza, que tras marcar máximos en diciembre se han resentido en enero. Aunque reconoce que "el riesgo que existe es si se perpetua esta incertidumbre".

El problema, en su opinión, es que la situación se prolongue, pese a lo cual S&P mantiene para España una previsión de crecimiento del 2,7 % en 2016 y del 2,4 % en 2017, sostenida por el consumo interno, los bajos tipos de interés, la creación de empleo, y la caída de precio del petróleo.

Además, S&P valora la mejora de las condiciones de acceso a la financiación como un factor de estímulo para atraer inversiones, así como las exportaciones, que se siguen beneficiando de un euro bajo.

Los principales factores de riesgo que un vacío político prolongado plantean desde un punto de vista económico radican, según Iparaguirre, en las dudas sobre la futura política fiscal, dado que se desconoce el perfil del Gobierno.

Aunque no existen aún datos sobre la postura que están adoptando los inversores ante la ausencia de Gobierno en España, sí se ha constatado ya su efecto en indicador es de confianza; lo que preocupa, es que la situación se prolongue en exceso, como ocurriría si se repitieran las elecciones y la constitución del nuevo ejecutivo se retrasara al tercer trimestre.

No se trata de que a los inversores les preocupe más o menos un Gobierno en el que participe Podemos, en principio un partido poco partidario de proseguir con las reformas, porque sea cual sea el signo del nuevo ejecutivo “será fruto de acuerdos” en los que todos ceden, y ningún partido impone todos sus argumentos.

A los inversores les preocupa lo mismo que a las agencias de calificación, señala Jesús Martínez, director general de servicios financieros de S&P, y es “el dinamismo de la actividad económica”.

Si se prolonga el “impasse” político, “todo se ralentiza, las necesidades de financiación de empresas y particulares, precisa, y también la actividad bancaria.

Con Podemos o sin Podemos, aclara Iparaguirre, lo que cuenta son las políticas económicas, por lo que de momento la agencia mantiene en estable las calificaciones que aplica a instituciones políticas y financieras españolas.

En segundo plano permanece el problema de Cataluña, y aunque S&P no contempla que finalmente se independice de España, sí se mantiene como un foco de tensiones.

Standard & Poor’s considera que la situación política en España no está influyendo demasiado en el castigo que está sufriendo la banca en Bolsa. “El problema es de rentabilidad. El mercado está castigando la dificultad que tiene el sector por conseguir una rentabilidad que cubra el coste de capital”, explica Elena Iparaguirre, quien añade que esta presión por mejorar el ROE (rentabilidad sobre recursos propios) puede llevar a algunas entidades a replantearse su negocio y asumir “mayores riesgos y ser más agresiva” en precios.

La rentabilidad de la banca española medida como ROE se situará este año, según estimaciones de la agencia de calificaciones, entre el 5,2% y el 5,5% (teniendo en cuenta solo el negocio en España). Este porcentaje está muy por debajo del coste de capital, que se sitúa entre el 8% y el 10% para el 40% del sector y entre el 10% y el 12% para otro 40%, explica la firma de rating. Aunque para la Autoridad Bancaria Europea (EBA), este coste de capital se acerca más al 12%. De cualquier  forma, explica que la rentabilidad de las entidades financieras españolas mejoran respecto al ejercicio pasado, en el que el ROE se situó entre el 4,8% y el 5% al cierre de año. Y la tendencia es de ir subiendo con el tiempo.

Pese a ello, la agencia mantiene que la rentabilidad de la banca española es aún  más baja que la media europea, que está cercana al 8%. Además, teniendo en cuenta el panorama actual, la directora de Instituciones Financieras de S&P, Elena Iparraguirre, entiende que hay entidades en el país que van a tener “muy difícil” alcanzar un ROE del 10% al 12%.

La agencia considera que este año puede producirse algún proceso de fusión en España, pero más entre entidades medianas o pequeñas que no alterarán casi el mapa bancario del país para mejorar su eficiencia y rentabilidad.

La morosidad, mientras, seguirá su senda a la baja, aunque parte de un porcentaje elevado aún. Para este año espera que se sitúe en el 11%, frente al 14% de 2015. Esta tasa incluye todos los activos improductivos, es decir, activos en mora y activos adjudicados, que en total suman unos 235.000 millones de euros.

La firma estadounidense mantiene que el futuro Gobierno español no se planteará este año la privatización de Bankia o de BMN dadas las turbulencias del mercado. Además, cree que las provisiones realizadas por la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri para cubrir los costes de la devolución de las inversiones que realizaron los particulares con la compra de acciones en la oferta pública de suscripción (OPS) será suficiente.

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