Raíles hacia Oriente Próximo
Los ‘petropaíses’ invertirán 300.000 millones de euros en los próximos 10 años en obras ferroviarias.
Desde hace unos años, los petropaíses de Oriente Próximo y el golfo Pérsico se han convertido en una especie de maná para las constructoras españolas. El año 2016 será clave para la materialización de algunos de estos proyectos. Cerrado el grifo en casa por los efectos de la crisis, las empresas españolas decidieron salir al exterior, apostar por la globalización y participar en las grandes licitaciones internacionales.
Se han llevado el gato al agua, la adjudicación y el contrato, en casi todos los megaproyectos de esta boyante zona. De Arabia Saudí a Emiratos, de Qatar a Omán y de Egipto a Turquía, las españolas acaparan obras metro a metro, sobre raíles, kilómetros de autopistas, refinerías, depuradoras y otros. Renfe, Adif, OHL, FCC, Talgo, ACS o Indra son referentes internacionales.
Solo en infraestructuras de ferrocarril y metro, la Asociación Ferroviaria Española (Mafex) cifra en 300.000 millones de euros las inversiones que estos países tienen previsto efectuar en los próximos 10 años. En el camino, no todo ha sido fácil, también ha habido algunos contratiempos.
La joya de la corona de todas estas adjudicaciones es la construcción del tren de alta velocidad a La Meca. Conocido como el tren de los peregrinos, porque unirá las ciudades santas de Medina y La Meca, o el tren del desierto, porque buena parte de los 450 kilómetros de su recorrido discurren por una zona árida e inhóspita, fue adjudicado a un consorcio español por 6.737 millones de euros.
La cifra más alta de todos los contratos españoles y el proyecto más ambicioso y más complejo, precisamente por las condiciones climatológicas. El consorcio está formado por Adif, Cobra, Consultrans, Copasa, Dimetronic, Imathia, Inabensa, Ineco, Indra, OHL Internacional, Renfe y Talgo, junto con las saudíes Al Rosan y Al Shoula, que forman Al Shoula Group.
Adelanto de apertura
Los plazos de entrega han causado con frecuencia desencuentros entre saudíes y españoles. Los primeros presionan para adelantar el final de las obras y los segundos aguantan los plazos para superar las dificultades técnicas, derivadas de la amenaza de la arena del desierto en parte del recorrido, y garantizar la seguridad.
A día de hoy y ante las presiones de las autoridades saudíes para adelantar la inauguración al primer trimestre de 2017 para coincidir con la peregrinación a La Meca, el consorcio español se ha visto obligado a negociar y poner en marcha un plan de trabajo para abrir un tramo de la línea en esa fecha, un año antes del fijado para la apertura de todo el corredor.
A pesar de estos contratiempos, desde ambas partes se lanzan mensajes de optimismo y restan importancia a las discrepancias. Los vaivenes del petróleo han obligado a Riad a recortar la financiación a otros proyectos, y desde la capital saudí, con este adelanto, se intenta mandar un mensaje de ilusión para paliar el descontento local.
El contrato incluye el diseño y la construcción de la doble vía, el diseño e instalación de los sistemas electromecánicos (suministro de electricidad, catenaria, señalización, telecomunicación y billetaje), así como el suministro de 35 trenes y la operación y mantenimiento durante 12 años. El tren alcanzará la velocidad de 320 km/h y también tendrá parada en Yeda, junto con la capital, Riad, uno de los núcleos económicos más importantes de Arabia Saudí.
Metro en DOHA
Otra española, FCC, se adjudicó el segundo mayor contrato tras el del AVE para construir tres líneas del metro de Riad por valor de 6.000 millones de euros. El proyecto supone 65 kilómetros de vías de las líneas 4, 5 y 6, 25 estaciones y 24 viaductos. Las obras deberán finalizar en 2018 y en el proyecto también participa otra empresa española, Typsa.
El grupo de Esther Koplowitz también se adjudicó en 2014, por 506 millones de euros, el contrato para construir el tramo elevado del metro de Doha, capital de Qatar, y uno de los más grandes del mundo. Las obras deben terminar en 2017. La compañía participada por Carlos Slim logró pasar el primer corte para la construcción de la primera línea de alta velocidad que unirá Omán con Emiratos Árabes Unidos, en la que también está interesado Talgo, valorada en 6.000 millones.
Desde un año antes, OHL participa, a través de un consorcio, en la construcción y diseño de las que serán las dos estaciones más emblemáticas (Major Stations Proyect) de la red qatarí: MSheireb, en el centro histórico de Doha, y Education City, en las afueras de Doha. Serán dos modernos y enormes intercambiadores entre distintos medios de transporte. El contrato asciende a 1.100 millones.
Sin dejar el sector transportes, Leighton, filial de Hochtief, del grupo ACS, se adjudicó el contrato para la construcción de la autopista New Orbital, de 56 kilómetros, también en Qatar, por valor de 1.233 millones de euros.
En Jordania, OHL se hizo con la licitación para construir una terminal estratégica de almacenamiento de hidrocarburos, cerca de Amán, por 160 millones de euros. La central tendrá capacidad para 340.000 toneladas de derivados del petróleo y 10.000 toneladas de gas licuado de petróleo.
Esta compañía también tiene el contrato para la modernización de otras dos plantas de hidrocarburos de Petroleum Development en Omán, la mayor empresa de exploración y producción del sultanato, por 100 millones de euros.
Turquía en tren, por carretera y bajo el mar
El pasado octubre se cumplió uno de los sueños ancestrales de Turquía: el de unir a través del estrecho del Bósforo su territorio asentado sobre dos continentes, Asia y Europa. La construcción del túnel ferroviario, una vasta obra de ingeniería, fue adjudicada a OHL y Dimetronic por unos 1.000 millones de euros.
El consorcio fue el responsable de las infraestructuras ferroviarias, señalización y seguridad de todo el trazado de la nueva ruta, que comunica la periferia oriental de Estambul, en el lado asiático, con la occidental, en Europa. El tramo tiene una longitud de 13,6 kilómetros, con 1,4 kilómetros a 60 metros bajo el mar.
Talgo tiene un acuerdo con el grupo turco Albayrak para entrar en los proyectos ferroviarios de alta velocidad pendientes de adjudicación. Una estrategia que para la española “abre grandes posibilidades en este país” y en el que el tren de muy alta velocidad, Avril, es su buque insignia. El vehículo puede transportar hasta 600 viajeros; los accesos al tren están al mismo nivel que las plataformas y los andenes, con lo que se mejora la accesibilidad y se reduce en un 20% los tiempos en paradas intermedias. La próxima golosina para las empresas españolas es la privatización de las autopistas turcas.