Los peligros de un equipo sin rotaciones
Hoy en día, la baja rotación laboral es reconocida a menudo como un logro en el mundo empresarial. No es de extrañar, ya que conservar los empleados de un año para otro se considera un signo de que el empleador está haciendo un buen trabajo, ¿verdad? Pues no es así necesariamente.
Los últimos años, España ha sufrido una profunda recesión y muchos trabajadores se han aferrado a su puesto de trabajo. Su veteranía les ha proporcionado la seguridad financiera y contractual que muchos ansían, mientras que un nuevo proyecto implicaría un riesgo mucho más alto. Así que he sido testigo de cómo muchos trabajadores desmotivados se quedan en una empresa por las razones equivocadas. Esto puede llevar a un estancamiento, mal ambiente de trabajo y a niveles dañinos de productividad.
Esto no quiere decir que los empleados que llevan muchos años en una compañía no aporten valor. Los veteranos son una fuente indispensable de conocimientos y sabiduría. Las relaciones y capacidades que han acumulado a lo largo de los años no pueden ser fácilmente adquiridas por los nuevos reclutas, ya que todo lleva su tiempo. Por tanto, lo ideal es lograr un delicado equilibrio de trabajadores nuevos y antiguos, de esta manera la empresa se beneficiará de la sabiduría de unos y la ambición de otros.
No hay una cifra ni frecuencia ideal para la rotación de personal. Eso sí, se prevé que a nivel mundial la rotación aumente un 23,4% en 2018.
Es necesario destacar que siempre es deseable un grado de rotación en el equipo, ya que permite a cualquier negocio seguir siendo competitivo; sin embargo, varía dependiendo en gran medida del sector, la ubicación geográfica y el entorno económico.
Lograr el equilibrio adecuado implica rechazar la adoración irreflexiva a la baja rotación laboral. Obviamente, la empresa ahorra costes de manera significativa pero al mismo tiempo esto conlleva consecuencias a largo plazo.
El mantenimiento de un nivel de rotación laboral muy bajo puede ser indicativo de falta de ambición e incluso puede llevar a que los empleados estén desmotivados. Si todos los puestos directivos están cubiertos desde hace mucho tiempo y no hay posibilidad de llegar a ellos, entonces, ¿qué perspectivas de futuro y de avanzar en su carrera tienen los empleados de menor rango? El resultado es el estancamiento.
Un alto nivel de rotación demuestra a los empleados que es posible avanzar y conseguir sus aspiraciones. Al fin y al cabo, son los empleados ambiciosos y con visión de futuro los que impulsan los negocios logrando su éxito. El crecimiento es la clave para la mayoría de las estrategias de las empresas, por lo que no se puede permitir que la mayor parte de la fuerza laboral que posee una empresa esté en una zona de confort.
Una plantilla que es intencionalmente estática puede ser tóxica para un negocio. Sin nuevas ideas, perspectivas y sin la inteligencia competitiva necesaria, es probable que se caiga en la complacencia y uno quede a la cola de sus competidores. La introducción de un nuevo empleado en un equipo generalmente provoca un mayor nivel de productividad y rendimiento.
Esta nueva llegada suele inyectar una cantidad de energía en el resto de trabajadores, elevando el listón y obligando a todos los demás a mantenerse al día. Introducen un sentido de sana competencia, mientras que también ayudan a reorientar y progresar objetivos.
A veces puede ser una situación complicada el apostar por la capacidad de nuevos trabajadores pero hay que tener en cuenta el retorno de inversión a medio y largo plazo. No cabe duda que serán menos productivos que los empleados que llevan muchos años en la compañía, pero esta será una situación pasajera ya que necesitan un periodo de adaptación; sin duda, con el paso del tiempo impulsarán el negocio y lo llevarán más lejos, eso sí, si uno ha elegido correctamente.
Sin duda, lo más importante es lograr un equilibrio entre lo nuevo y lo viejo, la frescura y el entusiasmo frente a la sabiduría y la experiencia. La combinación de estos dos grupos será la clave para generar un clima perfecto y alcanzar el éxito, demasiado de uno u otro pondrá en peligro el negocio.
Chris Dottie es Director general de Hays España