La fisura entre mercado y realidad
El crudo barato está exponiendo la grieta que existe entre los mercados financieros y la realidad. Las acciones se han ido moviendo recientemente con los precios del crudo –sobre todo a la baja–. Es algo sorprendente, dado que la bajada en el precio del petróleo debería, en última instancia, impulsar la demanda de los consumidores en economías hambrientas de energía, como Estados Unidos y China. Sin embargo, el índice S&P 500 ha perdido alrededor de un 7% en 2016, lo que refleja una disminución del 17% en el precio de referencia del barril de crudo.
Una posible explicación es que los inversores están preocupados por la posibilidad de que una desaceleración en el sector de la energía afecte a la demanda en otros lugares. La extracción de petróleo y servicios relacionados dio trabajo a alrededor de 650.000 personas en Estados Unidos en 2014, según la Oficina de Estadísticas Laborales. La industria también consume tubos de acero, cemento y equipamiento pesado.
Existe el temor de que la caída en el precio del crudo finalmente arrastre los precios de otros bienes
Otro temor es que la caída del crudo finalmente arrastre los precios de otros bienes, creando el riesgo de una espiral deflacionaria como consecuencia de que los consumidores pospongan la compra de artículos con la perspectiva de que cuesten menos en el futuro. Eso también es poco convincente por dos razones, según UBS. En primer lugar, la gente compra productos refinados, no crudo –y los precios de los primeros han caído mucho menos que el coste de la materia prima–. En segundo, los consumidores son lo bastante inteligentes como para saber la diferencia entre el descenso del precio en un solo producto y una deflación más amplia.
Hay otro escenario que los nerviosos operadores harían bien en considerar. Las acciones han ido subiendo durante años con uno tipos de interés cercanos a cero. Mientras tanto, aunque un petróleo a 30 dólares por barril parece insostenible, las recientes caídas en los mercados del acero y el aluminio han demostrado que el exceso de oferta puede persistir mucho después de que los productores comiencen a perder dinero. Puede que lo que algunos inversores están interpretando como una señal de problemas en el futuro solo sea ruido del mercado.