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Columna
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¿Y si Reino Unido saliera de la UE?

El siguiente peldaño para Reino Unido en el debate sobre si quedarse o no en Europa es la renegociación de su relación con la Unión Europea. Si los británicos votan por el llamado Brexit (la salida de Reino Unido de la UE), las normas actuales de la Unión esbozan una salida dentro de dos años. Un representante británico se sentaría alrededor de una mesa con 27 homólogos heridos de los estados miembros y se diseñaría la posición británica. En la simulación del think tank Open Europe, el exministro de Economía de Reino Unido Norman Lamont pidió un acuerdo comercial que permitiera el tipo de acceso de Canadá tiene, y un pacto de servicios financieros que permitiera a los bancos con sede en Reino Unido beneficiarse de los clientes y mercados de la UE.

Lo que sucedió después es una guía plausible de cómo podrían desarrollarse las negociaciones reales. Los participantes europeos, entre los que había exbanqueros centrales, primeros ministros y ministros de finanzas rechazaron la idea de que Reino Unido pudiera manipular los términos después de una votación que dejaría al resto de Europa en un estado de incertidumbre. Alemania, Francia e Irlanda tendrían serios problemas con un acuerdo que preservaría la preeminencia de Londres como centro financiero por delante de Frankfurt, París y Dublín.

El ex primer ministro de Irlanda aseguró que el Brexit supondría un desastre financiero para su país

El que fuera primer ministro de Irlanda John Bruton aseguró que el Brexit supondría un desastre financiero para su país, que está fuertemente conectado a través de vínculos comerciales y sociales a Reino Unido. El exministro de Finanzas de Polonia criticó el impacto que el Brexit tendría como acicate para que otros estados quisieran seguir el mismo camino.

Por ahora, solo se trataba de un juego. Pero hay cosas que es probable que se reflejen en el mundo real. En primer lugar, los que se quedan no estarían interesados en ayudar a Reino Unido a proteger su sector financiero. En segundo, la amargura del divorcio británico podría nublar el juicio tanto de la población como de los políticos. Las posibilidades de una solución viable para una salida de Reino Unido de la UE en dos años parecen cosa de fantasía.

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