El quebradero de cabeza de última hora de CaixaBank y Popular
Las provisiones de última hora se han convertido en estos días –cierre de las cuentas anuales de la banca–, en un verdadero quebradero de cabeza que se une a la caída libre de las cotizaciones. Todos los bancos españoles han tenido que provisionar como mínimo el 15% de su participación en Sareb como consecuencia de sus minusvalías, registradas a raíz de la circular contable que ha provocado que la sociedad no salga de los números rojos. Solo BBVA se ha salvado de esta provisión al ser la única entidad que no participa en el capital de la sociedad que preside Jaime Echegoyen. La consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, fue la primera en anunciar que su banco había provisionado 10 millones de euros, equivalentes al 15% de su participación en Sareb ante la previsión de malos resultados que consuman parte del capital.
A esta escapada de beneficios de la cuenta de resultados del sector se le añaden otros escapes. Y es que pese a haber superado ya la crisis bancaria, 2015 y 2016 no dejan de ser ejercicios complicados para la banca, afectada por la desconfianza de los inversores y por operar en un escenario con tipos de interés casi al 0%.
Así, a la provisión que han debido hacer a última hora por las minusvalías de Sareb, se le suman para prácticamente todos los bancos otra provisión, en este caso del 25% de sus respectivas participaciones en Abengoa, empresa en preconcurso de acreedores.
Pero por si esto fuera poco para cerrar el año, el desplome del precio del petróleo también se ha extendido como un mancha de aceite en la cuenta de algún banco y empresas vinculadas al oro negro, Repsol y CaixaBank.
Muchos son los informes que en los últimas semanas se han publicado sobre la influencia del desplome del precio del petróleo en Repsol y como consecuencia en las cuentas de sus principales accionistas, caso de CaixaBank, que cuenta con el 11,7% de su capital y en Sacyr.
Aún no se sabe cómo influirá este punto negro en Repsol, o por lo menos no se ha hecho público. Sus cuentas se cierran en febrero, un mes después que la presentación de resultados de CaixaBank, que lo hace el próximo viernes 29 de enero (el mismo día los presenta también Banco Sabadell y Banco Popular).
Este hecho no solo complica el remate de las cuentas del banco que preside Isidro Fainé, sino que también le restará beneficios con los que contaba hasta hace unas semanas, a no ser que la campana suene a última hora y pueda apuntarse en 2016 la provisión que debe hacer por las minusvalías de Repsol, aunque todo apunta a que será la cuenta de 2015 la que corra con el cargo.
Varios expertos explican que en las últimas semanas CaixaBank ha estado negociando con el Banco de España cuándo y cuánto debe apuntarse por los desajustes del valor de su participación en Repsol. Hasta el viernes las dudas se mantenían. Inicialmente, todo apunta a que las minusvalías se llevarán a la cuenta de resultados de 2015. La cifra que se maneja, según las mismas fuentes, es de una provisión de entre 27 millones de euros de mínimo, a unos 100 millones de euros de máximo, cifra esta última que parece que no alcanzará, según varios expertos.
Un problema añadido a la provisión es que si CaixaBank hace pública esta provisión antes de que Repsol comunique sus mínusvalias el mercado podrá calcular su el impacto negativo del petróleo en la compañía que preside Antonio Brufau.
A estos imprevistos de las últimas semanas, hay que añadir el desplome de la cotización de los bancos españoles sufridos en general durante todo 2015, aunque acrecentada en el primer mes del año. Solo el anuncio de posibles nuevos estímulos por parte del BCE en marzo lograron calmar la caída de los mercados.
Todas las entidades financieras, salvo Bankinter, han visto como en un año han perdido valor. El que más está sufriendo la desconfianza de los inversores por la banca española es Banco Popular, cuyas acciones se han devaluado un 38%, pasando de los 3,786 euros a los que cotizaba el 21 de agosto a los 2,36 euros con los que cerró la sesión el viernes. Así, el banco que preside Ángel Ron ha reducido en casi 3.300 millones de euros su capitalización en menos de cinco meses. Se ha convertido en el banco del Ibex más barato, y por lo tanto fácilmente opable. Solo su fuerte consejo le podría salvar de pasar a otras manos.
Pero por si fuera poco, Popular no levanta cabeza en su cuenta de resultados. Es posible, de hecho, que igual que Bankinter le ha adelantado en capitalización, le tome la delantera también en beneficios. Y eso que Popular ya ha tenido que renunciar este año a su internacionalización (quería crecer más en México y Estados Unidos), y tiene gran parte de sus negocios al 50% con otros socios. Como las rebajas, todo al 50%. Pese a todo, Popular es un buen banco para las pymes, tesoro que todas las entidades quieren para ellas.
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