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Enoturismo

Conde de los Andes, un viaje al pasado

Muriel abre las puertas de los antiguas cuevas de Paternina.

El calado de las Grandes Añadas es el lugar elegido para que los visitantes puedan catar el vino de cosecha histórica que incluye la visita.
El calado de las Grandes Añadas es el lugar elegido para que los visitantes puedan catar el vino de cosecha histórica que incluye la visita.

En el corazón de la Rioja Alta, en el pueblo de Ollauri, se encuentra, como si de una ciudad del vino subterránea se tratase, la extensión de calados en uso más antiguos y extensos de toda la región y uno de los más grandes del mundo. En total, más de un kilómetro y medio de recorrido de hasta 40 metros de profundidad componen este ambicioso proyecto de la familia Murúa, propietaria del grupo bodeguero Muriel.

Conde de los Andes, así es como se llama la nueva bodega, es resultado de la unión de los calados de las antiguas bodegas Paternina y de otros tres cuevas más vecinos, que la familia ha adquirido y comunicado para dar forma a este ambicioso proyecto que les posiciona dentro del patrimonio histórico de las bodegas de la región.

“Hasta ahora éramos un grupo que no teníamos historia; con esta inversión, que ahonda en nuestro prestigio, hemos pasado a ser la bodega más antigua de La Rioja”, repite una y otra vez su propietario, Julián Murúa.

Una bocanada de historia nos inunda nada más bajar las empinadas escaleras que comunican la zona de recepción con los primeros calados, y no es para menos, ya que las primeras redes de cuevas y túneles excavados en la ladera del monte Churrumendi datan posiblemente, ya que no hay fecha exacta, del siglo XIV.

En total, más de 400.000 botellas conforman este patrimonio vinícola.

De lo que sí tienen seguridad es de que en el siglo XV ya existían. Tres etapas históricas marcan el escenario. La primera, la de los Mercaderes. En aquella época, en La Rioja el principal negocio era la lana y el cereal, y el cultivo de la uva estaba gestionado por la Iglesia. En la segunda, denominada la de los Hidalgos, los agricultores comienzan a adquirir en propiedad las tierras y el cultivo de la vid empieza a ser gestionado por los mismos.

Así se crean las primeras grandes familias de agricultores, a las que se les permitía comprar títulos nobiliarios. Y por último la tercera etapa, la Moderna, centrada en las visitas de grandes personajes de la literatura, como el escritor y político ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos (a finales del XVIII) o el autor estadounidense Ernest Hemingway, en sus famosos viajes por España en los años cincuenta.

La visita se inicia descubriendo los calados Gallegos. En sus pasillos descansan un sinfín de botellas cubiertas de polvo. Julián Murúa reconoce que cuando adquirieron este singular espacio poco sabían de su contenido: en total, más de 400.000 botellas conforman este patrimonio vinícola. A su lado, piezas de alto contenido histórico, como antiguos cubos de elaboración abiertos estratégicamente para dejar contemplar su interior.

El itinerario marcado siempre por una guía, imprescindible para no perderse por los pasadizos del extenso laberinto que conforma este singular lugar, continúa por el calado de las Grandes Añadas, también conocido como la Capilla Sixtina, un espacio con techo abovedado que alberga cosechas míticas, como la de 1892, la más antigua de la bodega, o la de 1910. Antes de volver a la superficie, una cata de uno de los vinos históricos culmina la experiencia del visitante.

Una visita al alcancede todos los bolsillos

La experiencia enoturística que ofrece Conde de los Andes se compone por un recorrido guiado por la bodega, la degustación de un vino en los propios calados y la cata de dos vinos por un precio de 30 euros. Por 20 euros más, existe una opción premium que, además de lo ya mencionado, incluye una visita por el entorno y una cata vertical de añadas históricas acompañadas de un aperitivo de embutido riojano.

El pasado año 2015 vio nacer la primera añada vendimiada y elaborada por la familia Murúa en esta emblemática e histórica bodega. En total, 30.000 botellas que se irán paulatinamente ampliando hasta llegar a las 130.000 botellas, cosechas que se unen a la producción actual de 15 millones de botellas del grupo.

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