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María Luz López-Carrasco, presidenta de Fenin

“El Gobierno deberá invertir en renovar equipos sanitarios”

"El nuevo escenario político puede ser una buena oportunidad para redefinir objetivos con nuestros interlocutores"

Juan Lázaro
Manuel G. Pascual

La directora general del área vascular de Abbott, María Luz López-Carrasco, es, desde diciembre, la primera mujer al frente de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin). Asume la presidencia de la organización en un momento en el que el presupuesto en equipamiento sanitario repunta levemente tras varios años de caídas. Aunque tiene varios retos por delante: reducir la deuda de las comunidades autónomas con las empresas y arrancarle al Gobierno el compromiso de mejorar la inversión son algunos de ellos.

¿Cuáles serán las líneas maestras de su mandato?

Nuestra misión es representar y promocionar a todos los niveles la tecnología sanitaria, resaltando su valor y fomentando su uso racional. Me centraré en cuestiones como lograr una mayor introducción de la innovación o la lucha contra la morosidad. Tenemos el reto añadido de que nos encontramos en un entorno cambiante.

“Podemos ayudar a que el trato de los crónicos gane eficiencia”

¿Qué puede aportar la tecnología sanitaria al tratamiento de los crónicos?

Podemos llegar a ser muchísimo más eficientes. Creo que la austeridad que atraviesa el sistema sanitario se va a alargar por la creciente longevidad de la población. En el caso de los crónicos, nosotros ayudamos a que el paciente pueda gestionar mejor su enfermedad. Podemos contribuir a mejorar la eficiencia en la asignación de recursos y a evitar el colapso de los hospitales. Tanto el Gobierno como la industria estamos trabajando para poner al paciente en el centro del sistema.

Pero aunque produzca ahorros a largo plazo, la aplicación de tecnología al trato de los pacientes crónicos implica inversiones en un momento en el que los recursos no abundan.

Se trata de proyectos que efectivamente implican un coste, pero que se tienen que abordar en varias etapas. Hay que hacer un plan de acción diferido en el tiempo, para ir incorporando las distintas tecnologías. Debemos ser conscientes de que el impacto de esos costes es positivo en otras partidas presupuestarias.

Se refiere a la situación política.

Exactamente. Durante 2015 han cambiado muchos Gobiernos autonómicos, y las elecciones generales han configurado un arco parlamentario del que todavía no sabremos qué saldrá. Este nuevo escenario puede ser una buena oportunidad para reforzar líneas de trabajo y redefinir objetivos con nuestros interlocutores políticos.

¿En qué estado se encuentra el sector de la tecnología sanitaria?

Desde 2010 ha habido un 14% de desinversión. Sumando esta merma de los presupuestos al incremento de la deuda, muchas firmas lo han pasado mal. El lado positivo es que las empresas han trabajado por su supervivencia buscando oportunidades en el extranjero, con lo que ahora somos más competitivos.

¿Hasta qué punto han crecido las exportaciones?

El mercado de la tecnología sanitaria representa unos 7.000 millones de euros. De esta cifra, un 30% son exportaciones. Entre 2010 y 2014 han crecido un 28%.

¿Se puede hablar del principio del fin de la crisis?

Es pronto para decirlo. Es verdad que en 2015 hemos notado un tímido aumento de los presupuestos del 2%. Creemos que esa media seguirá también en 2016. Lo que necesitamos es que el Gobierno central nos mande mensajes contundentes que reflejen que seguiremos en esa línea para dar la estabilidad necesaria al sector. Hay muchísimas compañías que son multinacionales y especialmente en ellas el entorno político impacta a la hora de tomar decisiones.

Fenin presentó el año pasado al Gobierno un plan de renovación de equipos sanitarios. ¿Qué impacto ha tenido?

Entre 2010 y 2015 ha habido una desinversión en equipamientos de entre el 60% y el 75%. Su mantenimiento también se ha reducido del orden del 19%. Eso, por supuesto, impacta en el diagnóstico, tratamiento y seguridad del paciente. Nosotros le hemos pedido al Gobierno que la tímida evolución positiva del presupuesto repercuta también en inversiones de gran equipamiento y en terminar con la obsolescencia de los equipamientos. Estamos muy alejados de la media europea. La respuesta, de momento, ha sido positiva, pero necesitamos mensajes todavía más contundentes.

Otro de los problemas a los que se enfrenta el sector sanitario es la deuda de las autonomías. ¿Ha aumentado?

En 2014, con el Fondo de Liquidez Autonómico y el plan de pagos a proveedores, obtuvimos una gran mejora, y comenzamos 2015 con un escenario mejor que años anteriores. Pero la situación se deterioró a medida que pasaba el año. No atravesamos un momento tan difícil como el de otros años, pero estamos alerta y trabajando con las comunidades autónomas para que no se deteriore. A mes de noviembre teníamos más de 1.500 millones de euros de deuda y el periodo medio de pago sobrepasaba la barrera de los 200 días.

¿La recuperación del IVA reducido para los productos sanitarios es una batalla perdida?

Hemos trabajado mucho en este asunto. La subida del IVA ha tenido mucho impacto sobre el negocio, a pesar de que en productos como las prótesis se haya mantenido en el 10%. También estamos trabajando para que estos impuestos se reinviertan en el sistema sanitario.

La industria farmacéutica y el Gobierno acordaron a finales de año ligar el gasto en medicamentos al crecimiento del PIB. ¿Cree que debería mantenerse llegue quien llegue a La Moncloa?

Somos los primeros interesados en que el Sistema Nacional de Salud sea todo lo sostenible posible. Se debe trabajar en mejorar su eficiencia y en la evolución del modelo en su conjunto.

Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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