Mensaje a Davos -- la tecnología debe trabajar para las personas y no al revés
Dos de los grandes fabricantes de móviles ya están preparando modelos aún más avanzados. Acabamos de estrenar 2016 y los últimos modelos de dichos fabricantes ya acaban en 6. Van a un ritmo aún más frenético que las versiones de Microsoft Windows -- vamos por la 10 y estamos en 2016. Los últimos modelos de moviles ya están repletos con todas las aplicaciones y cámaras posibles. No soy enemigo de la tecnología y me defiendo relativamente bien. Utilitzo Twitter, Facebook, LinkedIn, tengo un blog gracias a Cinco Días y acabo de pasar todos los datos, contactos y fotos de un modelo de móvil con un sistema operativo a otro distinto con otro sistema operativo. Pero a los 46 años puedo recordar los primeros teléfonos celulares que aparecieron en el mercado, los enormes Motorola y comprovar que para lo realmente importante -- memoria y duración de la carga de la batería -- las actualizaciones apenas mejoran. Me parece que algunas aplicaciones son útiles. Utilizo asimismo Skype, WhatsApp,Tango y otros programas. Sé lo que es Spotify, Instagram, etc..aunque no los utilizo. Pero la obsesión por tener los últimos modelos es dañina. Los estudiantes de secundaria se acostumbran a abreviar palabras en sus mensajes de texto y su ortografía es deplorable. Muchas personas son incapaces de mantener una conversación sin mirar y utilizar constantemente sus móviles, o de sentarse a comer a la mesa sin ellos. Aunque los últimos modelos tienen pantallas más grandes, pasar tantas horas pegado e interactuando con un dispositivo electrónico no es bueno para la vista y seguramente absorbemos demasiada radiación. Las mismas empresas que intentan vendernos aún más electrónica y aplicaciones quieren que las gestionemos (pagos, altas, bajas, problemas técnicos) mediante otra aplicación o por Internet.
Millones de personas en África pueden ganarse la vida vendiendo sus productos agrícolas e ingresando el dinero en cuentas bancarias mediante sus móviles. Dicha tecnología es muy positiva. Pero en los países avanzados la obsesión impulsada por los fabricantes y asumida por parte de la población de producir y consumir tanta tecnología improductiva está destruyendo muchos empleos y deteriorando nuestra calidad de vida. Y aumentando la brecha entre los más ricos y los más pobres. Espero tomen nota en Davos, dónde les preocupa la creciente desigualdad.