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Asesinar al padre (I)

Oedipus Rex – Igor StravinskyEdipo ante la ciudad de Tebas.

Philip Langridge (Edipo)Jessye Norman (Yocasta)Bryn Terfel (Tiresias) Seiji Ozawa (director)Julie Taymor (dirección escénica) para el Saito Kinen Festival (Japón) 1992. El texto de la ópera-cantata (representable escénicamente) está escrito por Jean Cocteau (ya hablamos de él cuando pusimos “la voz humana” y comentamos su especial relación con Edith Piaf) entre 1926-1927 y utiliza el latín para los textos cantados y el francés para los comentarios (hablados) del narrador.

En esta versión que propongo es una escenificación al estilo japonés del año 1992 en el Saito Kinen Festival (Japón) y la narradora habla en japonés. La dirección escénica es de la directora americana Julie Taymor con la que ganó un Emmy. Vivió durante los años 70’s en Japón periodo que aprovechó estudiando el teatro Nô japonés y las técnicas de las marionetas japonesas. Es una directora es muy habitual en los escenarios de Broadway pero que ha sido perfectamente compatible con inteligentes trabajos en la ópera como “La flauta mágica” de Mozart para el Metropolitan Opera House de Nueva York o un “Salome” de Richard Strauss para el Teatro Marysky de San Petersburgo. Actualmente en Madrid se puede comprobar su excelente trabajo en la escenificación del “El rey León” en el teatro Lope de Vega en plena Gran Vía madrileña

Edipo ante la ciudad de Tebas, donde lleva ya años en el trono. La peste hace estragos en la ciudad que se encuentra desolada. Consultado el oráculo, éste habla de crímenes y de la necesidad de purificación. Todo lo que les sucede es debido a que el asesino de Layo, el antiguo rey de Tebas, no ha sido castigado. Edipo se autoconstituye, responsablemente, en el investigador y el ejecutor de la sentencia .para el responsable de la muerte del rey Layo. Quiere descubrir al criminal: ignora que se trata de él mismo

Suele señalarse que en la obra nos indica como los dioses aplastan al hombre con un destino sometido a su capricho. No hay nadie en el mundo al que se le pueda llamar feliz, porque en última instancia el hombre no puede hacer nada de cara al sufrimiento ciego y sin sentido. La predestinación: el destino inalterable de cada persona está determinado por los dioses de antemano. No obstante ello nos llevaría a que no existe responsabilidad en las acciones individuales o que el esfuerzo no tiene valor ya que todo depende de la voluntad de Dios.

Pero, a mi entender, nada más lejos de la realidad. Por ello a mí me gusta relacionar el mito de Edipo con sus antecedentes: el crimen de Layo (su padre y victima) previo a la maldición que recae sobre su estirpe cuyo comentario en relación a la situación económica hice el año 2013 y se puede leer aquí.

Nuestras acciones presentes determinan nuestras alternativas de futuro. Pensar que libre albedrio significa que siempre tenemos todas las alternativas abiertas es un sin sentido. Una decisión incorrecta en un determinado momento reduce drásticamente la calidad y cantidad de alternativas de futuro. Ello nos lleva a que debemos pensar muy seriamente lo que vamos a decidir ahora pues el presente se convierte inmediatamente en pasado y el pasado no se puede alterar.

Layo redujo sus capacidad de ser feliz, y con él la de los suyos, cuando cometió el abominable pecado de responder a un acto de hospitalidad de Pélope con la violación de Crisipo, hijo y heredero de Pélope. Layo no supo dominar sus deseos de corto plazo y condenó a si y a sus descendientes a pagar por ello. Cualquier intento de apartarse del justo castigo no haría más que acércalo a su destino fatal.

Su soberbia intelectual no es capaz de comprender lo que les pasa pero cada acción puesta en marcha no produce los efectos que se esperaban. Al final tendrán que darse cuenta de que incluso ellos mismos son los responsables de que ello suceda así, hasta que irremediablemente terminanen por darse cuenta de que ellos mismos son el problema.

Los bancos centrales vienen buscando desde el año 2000 una solución a los efectos perversos sobre la economía que el estallido de las burbujas producen. Como es de esperar sus alternativas para arreglar la sitaución creada son escasas: casi en exclusiva crear otra burbuja. Pero se niegan a considerar siquiera que son ellos mismos los que crean las burbujas que luego hay que arreglar. Incluso se niegan a considerar que las soluciones que proponen no son más que inflar burbujas.

El oráculo será implacable. La economía mundial está profundamente debilitada, aplastada por una deuda impagable, verdadera peste que nos asola. A pesar de los cánticos a la independencia, la crisis ha puesto de manifiesto que existe un matrimonio antinatural entre la banca y los gobiernos que destroza la sociedad.

¿Acabarán los bancos centrales, como Edipo, por arrancarse los ojos para como Tiresias que les permita ver la realidad desde un punto de vista que no sea a través sus estadísticas prefabricadas?

Pero la obra tiene más significados. Anticipo lo que mañana continuará: la nueva situación requerirá matar a un padre. Esta figura representaría así un antiguo pilar de conocimiento que se ha demostrado falso (o siempre lo ha sido pero nuestra limitada capacidad de percepción de la realidad nos lo hizo parecer cierto) y su supervivencia nos impide crecer.

¿Acabaremos por matar al padre?

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