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Steve Frost, gestor de Legg Mason Martin Currie

“Las caídas fulminantes del 15% en las Bolsas serán comunes este año”

Steve Frost, destor del fondo Legg Mason Martin Currie European Absolute Alpha
Steve Frost, destor del fondo Legg Mason Martin Currie European Absolute AlphaManuel Casamayon

La volatilidad es una bendición para muy pocos gestores. No tener una dirección de mercado clara suele ser un obs­táculo para los expertos, pero hay algunos que sacan partido de las fuertes oscilaciones de las Bolsas, como Steve Frost, gestor del fondo Legg Mason Martin Currie European Absolute Alpha. Trabaja en la gestora desde 2010, pero cuenta con 26 años de experiencia en la gestión de hedge funds y fondos de pensiones en firmas como Sofaer Capital, Chase y BZW. Frost considera que habrá grandes oportunidades este año, pero que la volatilidad campará a sus anchas. 

Pregunta. Las turbulencias ganan la partida en el inicio de año. ¿De qué duda el mercado?

Respuesta. La gran discusión es qué va a pasar en China. En los últimos 10 años ha habido mucha expansión en sus compañías. Todo el mundo creía que iban a crecer siempre y ahora tenemos una situación de debilitamiento económico y un exceso de capacidad. Ese es el problema: el crecimiento está condicionado a China y también influyen los problemas en los países emergentes.

P. El año pasado la volatilidad tomó el control absoluto. El Ibex llegó a subir un 15% y cerró con una caída del 7%. ¿Qué vamos a ver en 2016?

R. Este año, las caídas fulminantes, de entre el 10% y el 15% en poco tiempo [flash crashes, en la jerga bursátil], serán habituales. La volatilidad será la reina, los movimientos son muy rápidos. El mercado está marcado para los niveles de riesgo que están dispuestos a asumir los gestores. Ante unos determinados niveles de caída, se ven obligados a salir y esto provoca más volatilidad.

P. ¿Por qué compañías apuesta para el largo plazo?

R. Buscamos empresas con negocios sencillos, con altos márgenes de beneficio, con balances saneados y que invierten en sí mismas. Un ejemplo es Ryanair, al igual que las empresas ligadas al sector inmobiliario en Reino Unido, como Klepierre y Persimmon, que se beneficiarán de la necesidad de construcción en el país. Además, tenemos en cartera otras compañías expuestas al consumo minorista, como Pandora [un fabricante de joyas danés] y la firma estadounidense de cruceros Carnival.

P. ¿Las empresas ligadas al consumo son la fórmula para sacar partido de la caída del precio del petróleo?

R. Eso creemos. Los particulares son los que más se están beneficiando de los bajos tipos de interés y de la caída de los precios de la energía. Son factores que propulsan el consumo. Antes de la decisión del BCE de ampliar el programa de compra de deuda a comienzos de diciembre aumentamos la exposición a sectores vinculados al crecimiento económico, como la compañía sueca de puertas automáticas Assa Abloy, la francesa Legrand, especializada en infraestructuras eléctricas y digitales para edificios, o la firma de trabajo temporal Randstad, entre otras.

P. ¿Cuáles son las apuestas del fondo en España?

R. Tenemos al gestor de aeropuertos Aena [que debutó en febrero a 58 euros por acción y cotiza ahora a más de 100]. Goza de un buen crecimiento, está reduciendo la deuda, no tiene competencia en España y todavía hay margen de recuperación en el sector turístico, que sigue por debajo de los niveles de 2007. Creemos que aún cuenta con un margen de subida de entre el 20% y el 30%. Ferrovial es la otra compañía española por la que apostamos. Por su exposición a EE UU y porque siempre está mirando activos. Se beneficia también de la baja rentabilidad de los bonos, tiene unos muy buenos gestores y genera mucho flujo de efectivo.

P. El fondo que gestiona tiene la ventaja de que también puede sacar partido de compañías que caigan. ¿Para qué sectores está negativo?

R. Las compañías expuestas al riesgos de los mercados emergentes, aquellas que corren riesgos de caídas de precios y también las expuestas a descensos de sus cuotas de mercado. Así, apostamos por caídas de las siderúrgicas y de las cementeras (como Lafar­geHolcim), entre otras.

P. El petróleo cotiza en mínimos desde febrero de 2004 y ha llegado a perforar a la baja los 30 dólares por barril Brent. ¿Ha tocado suelo?

R. Todas las materias primas necesitan un dólar débil o estable para recuperarse, y después están las cuestiones de la demanda y también de la política monetaria. La pregunta es de qué forma seguirá subiendo tipos la Fed de EE UU y los próximos movimientos del Banco Central Europeo (BCE). También otros bancos centrales serán decisivos. No está claro qué ocurrirá, y en gran parte dependerá de China.

El papel de Draghi en la guerra de divisas

El gestor de Martin Currie, filial de Legg Mason, considera que el programa de compras de deuda del BCE ha tenido un efecto positivo: la caída del euro frente al dólar del 10% el año pasado. China lleva favoreciendo la caída del yuan desde 2015 y lo mismo ha ocurrido recientemente en Argentina, con una fuerte depreciación del peso frente al dólar, tras levantar el país las restricciones en el mercado de divisas. Es una especie de guerra para ver qué país consigue una moneda más barata con la que propulsar sus exportaciones.

“Draghi sí ha conseguido esto [una devaluación del euro frente al dólar]”, explica Steve Frost, pero al mismo tiempo recalca que los intentos para que los bancos abran el grifo del crédito a la economía real han sido, hasta el momento, infructuosos: “De momento, los bancos están vendiendo activos al BCE, pero después devuelven esa liquidez al banco central”, señala el experto.

Las medidas que Mario Draghi tomó el 3 de diciembre, cuando elevó lo que cobra a los bancos por guardarles la liquidez, del 0,2% al 0,3%, y amplió el programa de compras hasta marzo de 2017, no tuvieron grandes efectos en las divisas. El mercado descontaba que se elevara el importe de las compras mensuales desde los actuales 60.000 millones de euros hasta los 80.000, lo que no sucedió. El reverso de las medidas del BCE se lo lleva al sector bancario europeo, y también el español, puesto que daña directamente a su capacidad de generar beneficios.

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