El Ibex sella su peor arranque de año al dejarse un 6,6%
Efímero. Así es como puede calificarse el rebote experimentado por el Ibex tras la publicación del dato de creación de empleo en EE UU durante el pasado mes de diciembre. En el último mes del año la economía estadounidense creó 292.000 nuevos puestos frente a los 200.000 que esperaba el mercado. Por su parte, la tasa de desempleo concluyó en el 5%.
Los inversores, que desde comienzos de año se han dejado llevar por la espiral bajista que impera en la renta variable mundial, se aferraron durante unos minutos a esta buena evolución del mercado laboral estadounidense para intentar cerrar la sesión en positivo. El selectivo español, que llegó a subir un 0,7%, concluyó con una caída del 1,6%, a punto de perder el soporte de los 8.900, y cerró en niveles de septiembre de 2013.
La misma tendencia se ha repetido en el resto de parqué europeos. El Footsie británico, el Cac francés se anotaban ascensos similares y a la cabeza de todos ellos se situaba el Dax alemán, el índice más castigado en este arranque de año, con alzas superiores al 1%. Sin embargo, al cierre el índice francés concluyó con un descenso del 1,59%, seguido del italiano (-1,58%), el germano (-1,31%) y el británico (-0,59%). Por su parte, el Euro Stoxx se anotó las mismas caídas que la Bolsa española (-1,66%).
Los inversores no consiguen sacudirse los miedos y retoman los fantasmas que les han acompañado en las últimas sesiones con China y los descensos del crudo en el disparadero. El Ibex, que concluyó 2015 con un descenso del 7%, inicia este ejercicio bursátil con una caída del 6,65%, el peor arranque de año de la historia del índice desde su creación en 1992. Hasta entonces, el peor inicio lo cosechaba el año 2000, momento en que el Ibex cayó un 4,6%
Ni siquiera el buen comportamiento de este viernes de los mercados asiáticos ha servido para aplacar los temores. El índice Shanghái Composite sumó un 1,9%; el CSI Shenzen, un 2%; el Nikkei japonés, un 0,3% y el Kospi surcoreano, un 0,7%. Estas alzas se producen después de las autoridades chinas eliminaran la norma antivolatilidad que entró en vigor el pasado lunes y según el cual el mercado quedaba paralizado ante caídas masivas. Esta noticia debería haber sido suficiente para poner coto a las ventas e introducir algo de tranquilidad. Pero, parece que no ha sido así. Lo ocurrido a lo largo de la semana y las dudas que todavía persisten, pesan y muchos sobre los mercados.
La semana comenzaba con el cierre prematuro de la Bolsa de China al anotarse descensos superiores al 7% alentados por unos datos macroeconómicos peor de lo previsto. El jueves se repitió el mismo movimiento, pero en esta ocasión las negociaciones duraron tan solo 14 minutos. La intervención del banco central del país del gigante asiático con la devaluación del yuan fue el detonante de la tormenta cuyas consecuencias se pudieron sentir en el resto de parqués mundiales. Lo ocurrido esta semana recuerda a lo acontecido el pasado mes de agosto, momento en que la Bolsa china se anotó su mayor caída en un solo día. La media adoptada por el regulador chino hace temer que la situación de la economía sea peor de lo esperado.
Tampoco ha ayudado esta semana a apaciguar los ánimos el descenso del precio del crudo, que en las primeras sesiones de 2016 se deja un 11%, hasta los 33,17 dólares el barril de Brent. Este viernes, el Brent llegó a anotarse ascensos superiores al 2%, pero al cierre de los mercados en el Viejo Continente se dio la vuelta y retrocedía más de un 1,5%. No obstante, el hito lo marcó el día de Reyes cuando el petróleo de referencia en Europa perforó sus mínimos de 2004. Al exceso de oferta que inunda el mercado se suman las tensiones entre Arabia Saudí e Irán dos de las principales potencias productoras de oro negro. La ejecución el clérigo chií Nimr Baqir al Nimr por parte de las autoridades del país del Golfo Pérsico.
En un principio cualquier escalada de las tensiones debería interpretarse como un riesgo al alza del crudo. Sin embargo, como señalaba Natalia Aguirre, de Renta 4, esto sucedería si la oferta se viera afectada, algo que no parece que vaya a ocurrir. Más bien, todo lo contrario. Ambos países pueden enzarzarse en una guerra de precios que contribuya al incremento de la oferta.
Con este panorama internacional tan complejo, las dificultades para formar Gobierno en España tras las elecciones generales así como la ausencia de un pacto en Cataluña para elegir al presidente de la Generalitat tres meses después de que se celebrasen los comicios pasan a un segundo o tercer plano.
La prima de riesgo española concluye su primera semana del año en los 119 puntos básicos, cinco más que hace una semana, mientras el bono a diez años permanece estable en el 1,7%.
En el mercado de divisas, la moneda común se mantiene en el entorno de los 1,08 dólares.