Las pymes piden paso
En los últimos tiempos parece que algunas voces destacadas del asociacionismo empresarial están queriendo poner en evidencia la mejoría de la situación de las empresas en nuestro país, y en especial cómo los buenos datos económicos del PIB ya están llegando al entorno empresarial.
En el recientemente Congreso de Empresa Familiar, una encuesta realizada a sus 500 asistentes, puso de manifiesto que el 46% de las empresas tienen previsto contratar, y más del 70% habían notado una mejoría en las condiciones de financiación. Hace sólo dos semanas en Manager Business Forum Madrid, al que asistieron más de 1.500 Directivos de Mediana y Gran Empresa, se presentó el índice Manager Business ForumSentiment, y en una encuesta directa a estos directivos se les preguntaba sobre la percepción de la crisis y la recuperación, siendo el 56% de los asistentes los que manifestaron que sus empresas tendrían un crecimiento en resultados moderado y un 4,2% un crecimiento notable.
A la luz de estos resultados y comparándolos con los de los años anteriores en ambas actividades la percepción de mejoría de las medianas y grandes empresas es evidente pero, ¿qué opinan las pymes sobre esta recuperación?.
Recientemente, sólo hace unos días, el presidente de Cepyme, en la entrega de premios 2015 de esta Confederación Empresarial, Antonio Garamendi, delante del Rey y del Ministro Cristobal Montoro, pronunció un discurso aún lleno de reivindicaciones pero que puso un tono positivo, diciendo “ya se abren perspectivas de crecimiento y mejora”.
Existe entre los empresarios esa misma sensación en tono positivo, Cierto es que sí existe un ambiente distinto, muchas pequeñas empresas reconocen una mejoría en su negocio, un mejor acceso al crédito y en líneas generales una mejora en sus resultados. Ahora bien, siempre que acudo a alguna de estas citas y tengo ocasión de establecer contacto directo con pequeños empresarios o directivos de estas empresas, me ponen de manifiesto también aspectos negativos que vienen a empañar el sentimiento de recuperación. ¿Qué está rompiendo el optimismo?
En primer lugar la incertidumbre, que sin duda pone el ánimo de los empresarios en un estado de prevención, impidiéndole tomar decisiones de inversión y crecimiento. Una incertidumbre que además del propio comportamiento de los mercados viene de la mano de la política, agravada por la deriva independentista en Cataluña y lo incierto de los resultados electorales de las Elecciones Generales del 20 de diciembre.
Otras de las grandes preocupaciones de nuestras pymes, se basan en elementos clásicos de nuestra estructura de economía real, que por desgracia no han sido abordados de manera eficiente en su totalidad en esta última legislatura, dejando así una vez más serios problemas sin arreglar que merman la competitividad y capacidades de nuestras pequeñas empresas.
Una realidad que provoca que las pymes no puedan sentirse en estado de recuperación es la morosidad, lacra que durante la crisis cerró en nuestro país más de 400.000 negocios y para la que aún no hemos sabido buscar una solución efectiva. Si bien los Planes de Pagos a Proveedores desde la Administración han mejorado en algo la situación de mora que las Administraciones mantenían con las empresas proveedoras, en materia de morosidad inter empresarial este gobierno no ha sido capaz de tomar medidas que pudiesen poner fin a los más de 60 días de plazos de pago que marca la ley como máximo. La falta de valentía al enfrentarse a las grandes empresas y lobbies ha impedido al gobierno de Rajoy poner en marcha un régimen sancionador, existente en otros países de nuestro entorno que pusiese fin a este abuso.
Esta morosidad encadena con otro de los problemas de muestras pequeñas empresas, la gran dependencia de financiación bancaria, el circulante de las pymes se ve afectado por la morosidad y estas no tienen más remedio que financiarlo. Al no existir en nuestro país una evolución clara de sistemas de financiación empresarial alternativos a la banca, las pymes siguen con dificultades de financiación. En esta legislatura no hemos avanzado en este sentido prácticamente nada, y el gobierno tal vez en defensa de los intereses de los propios bancos, ha sido incapaz de poner en marcha mecanismos tanto organizacionales como fiscales que favorecieran esta financiación alternativa.
Por último y no menos preocupante, es la necesidad de las pymes de disponer de un personal cualificado para el ejercicio de su actividad. La formación profesional y la adaptación de los Grados Universitarios orientándolos hacia la empleabilidad, teniendo en cuenta las necesidades profesionales de nuestro tejido empresarial pyme, ha sido otro de los retos reformistas que en esta última legislatura no se han abordado.Tal vez por no hacer más sangre con los agentes sociales, o no saber cómo abordar el problema de la figura que las Cámaras deben cumplir en este proceso formativo sean las claves de esta situación.
El caso es que no sólo la incertidumbre hace que no sintamos las pymes la recuperación. Queremos subirnos al carro, pero necesitamos algún gesto, que deberá venir de la mano de nuestro próximo Gobierno, para solucionar estos problemas estructurales que no nos dejan ser optimistas.
Miguel Ángel Robles es director general Interban Network