Mejores carreteras y menos obsesión con upgrades de móvil
Me estoy arrepintiendo de haber comprado un smartphone de serie 5. Y me gusta la tecnología. Pero también no depender en exceso de un aparato que tiene tantos datos, fotos, etc.. míos que se pueden enviar voluntariamente o no. Me gusta mantener una versión en papel, por lo menos de los contactos. A todos nos gusta tener un móvil con la pantalla más grande, más memoria y duración de carga de la batería --- los tres parámetros fundamentales, lo demás son frivolidades. Los medios, las modas (se tiene que poder doblar para poder ponerlo en el bolsillo!), la increible capacidad de generación de apps, la interconexión e igualación global vía Internet-Google-Facebook-Twitter y el progreso de la tecnología han convertido lo que debería ser la periódica mejora de un instrumento de trabajo, comunicación y placer en un obligado ritual que exige tiempo, paciencia y dinero. Querer comprar un smartphone de la serie 4 en el mundo desarrollado provoca casi verguenza. Ya casi no los tienen en stock. No debería ser así. Vean que no estoy nombrando ninguna marca. En EEUU por lo menos hay cuatro proveedores de telefonía móvil de nivel equiparable: Sprint, Verizon, AT&T y T-Mobile. Los reguladores obligaron a AT&T -- el equivalente de las telecos de bandera europeas en EEUU -- a dividirse en los ochenta. Tanto en EEUU como en la UE los reguladores y las autoridades de competencia han fomentado la innovación y mejorado la vida diaria de todos los ciudadanos en el ámbito de las comunicaciones. En la UE desaparecerán pronto las tarifas por roaming. Se aproxima el teléfono global. En la UE deberían estar permitidos los anuncios en que se mencionan las marcas de la competencia. Pero no debemos olvidar nunca que es un instrumento de trabajo y comunicación. No un juguete sofisiticado sujeto a modas y que exige ser renovado cada año.