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Columna
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Las reformas francesas, en peligro

Las placas tectónicas políticas están cambiando en Francia. El Frente Nacional de Marine Le Pen ganó más votos que sus principales rivales en la primera vuelta de las elecciones regionales el fin de semana. Pase lo que pase en la segunda ronda, la mayor víctima de su éxito podrían ser los planes de reforma económica del Gobierno socialista.

El partido de extrema derecha tuvo su mejor dato de la historia, haciéndose con casi el 30% de los votos totales y ganando en seis de las 13 regiones. El conservador Les Républicains y sus aliados fueron segundos, mientras que los socialistas y otros partidos de izquierda cayeron hasta la tercera posición. El rebote en las valoraciones del presidente Francois Hollande tras los ataques del 13 de noviembre de París no se tradujo en votos.

La postura de Le Pen contra la inmigración no es la única parte de su discurso que conecta con los votantes

Esos ataques centraron el debate nacional en los temas más importantes para el Frente Nacional. La preocupación por la seguridad se ha extendido y hay un amplio examen de conciencia sobre la integración cultural en un país que se enorgullece de ser una república secular.

Pero la postura antiinmigración de Le Pen no es la única parte de su discurso que conecta con los votantes. Su agenda incondicionalmente proteccionista aboga por el “patriotismo económico”, así como por medidas para evitar la deslocalización de puestos de trabajo y lo que ella considera competencia desleal por parte de los países con costes laborales muy bajos.

Le Pen está canalizando las preocupaciones de los votantes hacia el elevado desempleo, la inseguridad laboral y los recortes presupuestarios propuestos. El jefe de la patronal francesa, Medef, advirtió antes de las elecciones regionales de que que sus propuestas eran exactamente lo contrario de lo que el país necesitaba. Pero también hay 666.600 personas más sin trabajo ahora que cuando Hollande asumió el cargo y la tasa nacional de desempleo, situada en el 10,8%, supera a la de la zona euro.

Las promesas de reducción del déficit del Gobierno francés se quedaron en el camino cuando Hollande afirmó que la seguridad nacional prevalece sobre las normas presupuestarias de la UE. Sus reformas ahora corren el riesgo de ser víctimas de la inseguridad económica de los votantes.

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