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Columna
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El día D de Tata Steel

Se acerca la hora de la verdad para Tata Steel. La siderúrgica india acaba de amortizar otros 1.300 millones de dólares (unos 1.200 millones de euros) en su división europea, que está perdiendo dinero con cada tonelada adicional que produce. Sin final a la vista de la avalancha de acero barato de China, la presión sobre Tata para que tome decisiones difíciles sobre el futuro de la tocada unidad anglo-holandesa que compró en 2007 aumenta.

La compañía asegura que el valor en libros de la división británica ha sido prácticamente aniquilado. Lo que queda se une principalmente a sus operaciones en mejor situación en los Países Bajos.

Los problemas de Tata se hacen aún más urgentes debido a que no puede reducir los costes lo bastante rápido como para mantenerse al día con la caída de los precios. A nivel de Ebitda, las empresas europeas de Tata perdieron aproximadamente 11 dólares por cada tonelada de acero que vendió durante el segundo trimestre. En comparación, sus operaciones indias nacionales producen un Ebitda positivo de alrededor de 121 dólares por tonelada.

La fuga de dinero en efectivo se suma a la carga financiera de Tata. Los pasivos ya superan el valor de los activos en el negocio europeo, que representa alrededor de dos tercios de los 10.100 millones de deuda neta del grupo a finales de septiembre.

Tata ya ha recortado 2.000 puestos de trabajo y está teniendo problemas para encontrar un comprador para su división productos británica, que ahora puede tener que vender en trozos o como parte de una compra de gestión. También debe sopesar los beneficios de mantener el resto de la deficitaria empresa de Reino Unido, ahogada por un gran déficit de pensiones.

La mayor esperanza de Tata es que la Unión Europea preste atención a su grito y aplique más medidas comerciales para proteger a la industria siderúrgica. Mientras eso no ocurra, Tata se precipita hacia el día D.

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