El Estado ha prestado 50.000 millones a Cataluña desde 2012
El departamento de Cristóbal Montoro asegura que Cataluña hubiera quebrado sin el Estado
La Generalitat de Cataluña estaría en quiebra sin la ayuda financiera del Estado. Así lo afirma el Ministerio de Hacienda que, desde 2012, ha prestado a Cataluña algo más de 37.000 millones de euros para cubrir los vencimientos de deuda, financiar el déficit público y pagar facturas atrasadas con los proveedores. El importe alcanza los 49.927 millones si se incluyen los préstamos realizados a los municipios de Cataluña. El departamento de Cristóbal Montoro sostiene que el Gobierno de Mariano Rajoy ha actuado con lealtad al fijar mecanismos de ayuda para las autonomías que no tenían acceso al mercado o debían asumir tipos de intereses prohibitivos para lograr liquidez.
Ante el envite soberanista que plantea la mayoría independentista en el Parlamento catalán, Hacienda recuerda que es el Estado quien sostiene financieramente a Cataluña hoy por hoy, y quien salvaguarda el Estado de bienestar en la comunidad autónoma con mayor PIB. Desde las filas soberanistas defienden que la Generalitat asume el pago de intereses para acceder a la financiación del Estado. Aun así, Hacienda destaca que el Ejecutivo ha suavizado las condiciones financieras y fija tipos de interés muy inferiores a los que exigiría el mercado.
El departamento de Cristóbal Montoro señala que Cataluña ahorrará unos 1.500 millones de euros este año por la ayuda estatal. Los últimos datos de ejecución presupuestaria autonómica reflejan que la Generalitat gastó 919 millones en abonar intereses de la deuda entre enero y agosto, un 16,2% menos que en el mismo período del año anterior.
El protagonismo creciente que tiene el Estado en la deuda de Cataluña es incontestable. Cataluña acumula un pasivo de 67.855 millones, según los últimos datos del Banco de España correspondientes al segundo trimestre. De este importe, 37.487 millones son préstamos estatales. Es decir, más del 50% de la deuda catalana se ha contraído con la Administración central. Y este porcentaje seguirá aumentado. La deuda catalana tiene la consideración de bono basura y ante el actual clima político resulta improbable que la Generalitat obtuviera financiación a tipos de interés asumibles.
De hecho, la Generalitat requiere de la ayuda estatal para asumir el pago de su deuda farmacéutica. El Gobierno catalán informó el pasado viernes que carecía de liquidez para afrontar ahora el abono de esas facturas. Así, la deuda con las farmacias supera los 330 millones de euros, correspondientes a las facturas impagadas de los meses de julio (121,5 millones), agosto (100 millones) y septiembre (112,5 millones).
Por otra parte, la Generalitat también precisa del auxilio estatal para financiar su déficit público y los vencimientos de la deuda pública. Hasta agosto –últimos datos disponibles– el Estado ha prestado a Cataluña 4.222 millones para cubrir los vencimientos del año y, hasta final del ejercicio, el importe alcanzará los 7.000 millones. En la medida en que Cataluña gasta más de lo que ingresa, la Generalitat sigue precisando de la financiación exterior y como único acreedor aparece la Administración central. El objetivo de estabilidad obliga a las comunidades a cerrar este año con un déficit público del 0,7% del PIB, un límite muy exigente que la mayoría de comunidades incumplirá. Una de ellas será con toda seguridad Cataluña.
Incumplimientos del objetivo
La Generalitat sumó un déficit hasta agosto del 0,76%, lo que implica superar el límite de todo el año. El porcentaje solo irá en aumento. Así, el incumplimiento será notable. Además, Eurostat ordenó imputar a 2015 un gasto de 1.318 millones aflorado por la Generalitat de Cataluña y que se había contabilizado en un primer momento en las cuentas del año 2013.
Este suceso crispó el clima entre el Ministerio de Hacienda y la Consejería de Economía de Andreu Mas-Colell. Pese a la apuesta soberanista, la relación entre los departamentos de Hacienda de ambas administraciones ha sido intensa en los últimos cuatro años y no especialmente mala. Así lo reconocen fuentes de ambos Ejecutivos. Y todo apunta a que la relación seguirá siendo constante porque la Generalitat hoy no tiene acceso a los mercados y, por lo tanto, requiere de la ayuda del Estado. Hacienda defiende que un hipotético Estado catalán resultaría fallido nada más proclamarse por la imposibilidad de acceder al crédito.