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Bernardo Kliksberg, economista y sociólogo

“En VW fallaron la observancia de la ley y la cultura empresarial”

Juan Lázaro
Rafael Durán Fernández

Bernardo Kliksberg (Buenos Aires, 1940) es autor de más de 50 obras y centenares de trabajos sobre diversas áreas del desarrollo, responsabilidad social corporativa (RSC), alta dirección, capital social, lucha contra la pobreza, ética y economía. Su dedicación ha sido reconocida con numerosas distinciones, como la Orden al Mérito Civil en España o el máximo galardón de la Iglesia católica argentina, el Premio Juntos Educar, otorgado por el entonces cardenal Bergoglio.

Pregunta. ¿Las empresas han asimilado ya la RSC?

Respuesta. La RSC está totalmente instalada como algo que es políticamente correcto. Sería políticamente incorrecto no hacer RSC. Ha ganado la batalla intelectual. Los escépticos sobre RSC son una especie casi exótica. El gran debate está en lo diferente que significa eso en la práctica. Bajo esa denominación muy amplia se cobijan desde prácticas donde hay muy poco de efectividad y mucho marketing hasta prácticas muy serias que están transformando el rol mismo de la empresa en la sociedad.

P. ¿En qué fase estamos ahora?

R. Estamos en un parámetro más exigente y alto, en el cual la empresa, al mismo tiempo que produce utilidades, se le exige producir valor social. Y los dos objetivos deben ser conciliados y maximizados. Esta es la idea de las empresas vip, con parámetros muy exigentes en términos de responsabilidad social. Como lo ha hecho Statoil, la gran empresa petrolera de Noruega, que no hace nunca negocios que sean incompatibles con los valores éticos de la sociedad noruega, como tratar con dictaduras o regímenes que violan derechos humanos. Y junto a esto, en todas las comunidades donde se inserta se propone como objetivo deliberado hacer crecer a la comunidad.

P. ¿Y cuál sería el siguiente paso?

R. Adoptar la idea de empresas como Natura, la empresa triple, que al mismo tiempo que produce utilidades, está produciendo mejoramiento del medio ambiente y valor social. No basta que la empresa genere empleos, que es muy importante, sino que han de ser decentes, no trabajos basura, y promoviendo la creación de empleos por otras empresas, como las pymes. La gran empresa puede ser un gran impulsor de pymes, pues estas son las que generan la mayor parte de los trabajos en las economías.

P. ¿Es necesario regular la RSC?

R. No se puede generalizar lo mismo para todos los países porque depende mucho de la cultura empresarial y la historia de las relaciones mercado-Estado. En los países nórdicos tiende a ser obligatorio. Porque su cultura, que es de las más avanzadas del mundo en RSC, lo permite. Las empresas esperan que el Estado sea parte del impulso de RSC. En mercados muy renuentes a toda intervención estatal es aconsejable trabajar sobre la educación de los empresarios. Porque, en definitiva, la RSC es ganar-ganar. Gana la empresa privada, no se le está pidiendo que pierda. Se le está pidiendo que tenga una mentalidad de mediano y largo plazo que apunte a la sostenibilidad. Y la RSC es un pilar de la sostenibilidad de la empresa.

P. ¿Qué ha fallado en Volkswagen?

R. Parece imposible evadir el tema de lo que yo llamo la zona gris. Está lo que la empresa no puede hacer porque sería ilegal, y el ejemplo de Volkswagen demuestra dramáticamente lo que sucede cuando las empresas violan la ley: se desplomaron las acciones, tiene pérdidas en este último trimestre y le esperan multas multimillonarias y una catarata de juicios. Pero hay una zona gris de cosas que no están prohibidas por la ley, pero que están prohibidas por la ética. En esa zona gris es fundamental la cultura empresarial. En Volkswagen fallaron las dos cosas. Falló la observancia de la ley y falló la cultura empresarial. Por eso la investigación que está haciendo ahora la empresa está muy centrada en los que cometieron el delito y de los que lo sabían y no hicieron nada para evitarlo. Estaban en la zona gris.

P. El ya expresidente Martin Winterkorn no estaba al corriente...

R. Un gobierno corporativo que desconoce que se están cometiendo infracciones tan gruesas, porque no fue una infracción, fue una política que se llevó adelante durante años, evidentemente no está gestionando la empresa. Hay una falla por acción o por omisión, pero estructural. No es redimible alegar ignorancia en la alta gerencia de organizaciones de esta envergadura.

P. ¿Solo sale perjudicada Volkswagen?

R. Junto con todos los costes (el problema del cliente engañado, la violación abierta de la ley y la mala fe que significa engañar a la agencia de control), hay un coste social silencioso muy importante, que es la cantidad de nitrógeno tóxico que enviaron a la atmósfera de todos los ciudadanos y que acaba de denunciar la OMS. La falta de ética en los negocios, normalmente, además de la plantilla y de los clientes, la pagan los ciudadanos, como lo demuestra también la epidemia de obesidad.

P. ¿La crisis ha hecho mella en las políticas de RSC?

R. La crisis puede ser una oportunidad para fortalecer la RSC o puede ser utilizada como pretexto para degradar la situación del personal y obtener mayores ganancias. Ha habido de las dos prácticas. La segunda es una mirada muy cortoplacista, porque la rotación de la plantilla significa descapitalización en términos de competitividad, de moral de trabajo y de productividad. No hay nada gratis en materia de gestión de empresas. Lo que se ahorra en coste de personal se termina pagando en baja motivación, rotación y falta de colaboración.

Alianzas virtuosas frente a la corrupción

Ante los casos de corrupción que, como en España, se han venido destapando en los últimos tiempos, Bernardo Kliksberg los considera como prácticas totalmente tóxicas para la sociedad, casos de connivencia en beneficio de pocas personas. Para contrarrestarlo, él prefiere hablar de “prácticas virtuosas, que son las alianzas público-privadas por el bien común”. El economista y sociólogo pone el ejemplo de Rosario, la tercera ciudad de Argentina, que ha sido declarada por la ONU la ciudad mejor gestionada de América Latina. “En esa ciudad, la Alianza Público Privada por el Equilibrio Climático se ha creado para diseminar buenas prácticas ambientales generadas por las mismas empresas y establecer incentivos para adoptar energías limpias”. Más de 100 empresas forman esta alianza. “Así como hay alianzas para la corrupción, empiezan a aparecer alianzas en la otra dirección. Ejemplos hay también en Puerto Rico, en Guatemala.... Y eso es parte de la RSC Kliksberg. Que no se queden las buenas prácticas dentro de la empresa, sino generar, promover e integrar alianzas público privadas por el bien común”, concluye.

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Sobre la firma

Rafael Durán Fernández
Lleva más de una década a cargo de los temas de sostenibilidad en la sección de Buen Gobierno, tarea que compagina con la edición de CincoDías. Aterrizó en el periódico en el año 2000 y pasó una temporada en la sección de Opinión. Antes, en El Siglo de Europa y El Nuevo Lunes. Es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid.

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