Algo convencional en el Banco de Japón
El Banco de Japón decepcionó el 30 de octubre a los observadores que esperaban que expandiera un programa de compra de bonos ya enorme. La apuesta es que los precios sigan subiendo cuando el impacto de un petróleo más barato se desvanezca. Sin embargo, cualquier desaceleración aún podría obligar al Banco de Japón a tomar medidas más extremas.
En casi tres años al frente del Banco de Japón, el gobernador Haruhiko Kuroda se ha ganado una reputación de pillar a los mercados por sorpresa. Ese fue el efecto en abril de 2013, cuando anunció planes para duplicar la base monetaria de Japón en dos años. Hace un año, soltó una bomba adicional mediante la ampliación de las compras de bonos del banco central a 80 billones de yenes (unos 600.000 millones de euros) al año. Pero Japón sigue muy lejos de la meta del 2% de inflación.
En casi tres años en el banco central, Kuroda se ha ganado la reputación de pillar a los mercados por sorpresa
Las cifras de septiembre, también publicadas el viernes, muestran lo lejos que todavía tiene que ir el Banco de Japón. Los precios básicos al consumidor cayeron un 0,1% en comparación con el mismo mes del año pasado. Es cierto que la ausencia de inflación se debe en gran parte al efecto de un petróleo más barato, pero incluso excluyendo la energía, los precios subieron solo un 0,9%.
El problema del Banco de Japón es que el enfoque está llegando a sus límites. No puede comprar más bonos soberanos: incluso al ritmo actual, el banco central será propietario de aproximadamente la mitad de la deuda soberana en circulación de todo Japón en 2018. Y si absorber bonos no funciona, es difícil ver cómo la compra de otros activos, como las acciones, sería más acertado en el impulso de las expectativas de inflación.
Kuroda podría presionar para adoptar medidas aún menos convencionales, como la introducción de tasas de interés negativas. Sin embargo, incluso si él estuviera a favor, tendría problemas para convencer a la junta directiva del Banco de Japón.
Por ahora, el gobernador aún predice que la inflación alcanzará su objetivo el año que viene. El riesgo es que una desaceleración en los mercados emergentes lleve a Japón de nuevo a una recesión. La próxima vez, puede que Kuroda se encuentre con que su reputación se ha visto mermada.