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Columna
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Vuelo a ninguna parte

Lufthansa y Air France-KLM se han encontrado con una corriente ascendente en los precios del petróleo y la fuerte demanda inesperada del verano. Probablemente es solo temporal, pero trate de decirle eso a los pilotos inquietos que ahora tienen una razón para hacer retroceder aún más los esenciales recortes de costes.

Las compañías aumentaron su beneficio operativo más rápido de lo esperado en el tercer trimestre. El margen operativo de Lufthansa creció al 13,7%, frente al 9,6% un año antes, también los movimientos de las divisas fueron a su favor. Air France-KLM reportó un margen operativo del 12,1% después del 3,7% del año pasado.

Aunque esto ofrece un respiro temporal para los problemas que aquejan a este tipo de aerolíneas: costes laborales hinchados, una sagaz competencia y una flota que envejece. Las aerolíneas sin lujos conquistaron el mercado europeo de corta distancia, mientras las compañías asiáticas con apoyo estatal como Emirates enamoran a los pasajeros de las lucrativas rutas intercontinentales en dirección al este. Como resultado, los rendimientos de ambas compañías en los últimos cinco años han sido francamente horribles.

Ambas aerolíneas han intentado reducir los costes durante años. Las cuerdas de los programas de eficiencia han dejado a ambas con una mano de obra que cuesta más del doble que el mejor porcentaje de ingresos de los mejores rivales de su clase. Los pilotos están siendo cada vez más enérgicos en la defensa de sus ventajas.

Las medidas excepcionales han enmascarado el problema. Sin embargo, los costes unitarios de Lufthansa por asiento y kilómetro volado subieron en el tercer trimestre. Air France ha recortado sus objetivos de reducción de costes para todo el año. Si el aparente impulso del último trimestre hace que la plantilla piense que las cosas están mejor de lo que están, las aerolíneas maldecirán su suerte.

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