Una revolución en Primark
El actual consejero delegado de la cadena irlandesa está cambiando la imagen de la marca Ampliará las tiendas y las dotará de un aire moderno y sofisticado
Hace más de una semana que Primark abrió su tienda en la Gran Vía madrileña, pero aún se forman a sus puertas colas diarias de más de una hora de espera. Y es que la inauguración se ha hecho esperar. A pesar de que la llegada de la tienda irlandesa al centro de Madrid se dio a conocer a mediados de 2013, las obras de rehabilitación del inmueble se han alargado durante más de año y medio.
La nueva tienda es solo una de las casi 300 que Primark tiene distribuidas entre Europa y Estados Unidos, pero es la segunda mayor por tamaño del mundo –12.400 metros cuadrados, cinco plantas– y el mayor establecimiento monomarca de España.
Las cifras de facturación de la firma irlandesa aún quedan lejos de las de otros grupos de textil europeos como H&M o Inditex, pero su consejero delegado, Paul Marchant (Londres, 1968), aspira a alcanzarlos desde que llegó a la compañía en 2009, cuatro décadas después de su fundación. Aunque entró como director general de operaciones, en solo nueve meses se convirtió en el nuevo consejero delegado de la empresa, propiedad del grupo de alimentación Associated British Food. Tomó entonces el relevo de Arthur Ryan, responsable de la creación de la marca en 1969 en Irlanda.
En los últimos meses, Marchant ha cambiado de rumbo la estrategia del negocio: abrir más tiendas y renovar o reubicar las ya existentes para agrandarlas y adaptarlas a su nueva y sofisticada imagen, como demuestra el nuevo local de Madrid.
Y es que el foco de Primark siempre ha estado puesto en España: país que eligió en 2006 para comenzar su expansión por Europa y, en la actualidad, segundo mercado de la marca, solo por detrás de Reino Unido y por delante de su país de origen, Irlanda, donde el nombre de la cadena es, desde su nacimiento, Penneys.
“En España podemos doblar el número de tiendas que tenemos hoy”, afirmó Marchant hace unos días en una entrevista a Efe. Por el momento, el año que viene abrirán nuevos establecimientos en Valencia y Palma de Mallorca y el consejero delegado anunció que no descartan abrir “macrotiendas” como la de Madrid en Barcelona o Bilbao. Además, para 2016, tienen prevista la construcción de un nuevo centro logístico en el país, pues el que tienen en Torija (Guadalajara) se les ha quedado pequeño.
La llegada de Marchant al grupo hace seis años no supuso su entrada en el sector textil. Sus padres ya trabajaban en el retail y él se centró en este ámbito nada más salir del colegio. Durante los cuatro años anteriores a su entrada a Primark, trabajó para New Look, compañía de ropa fundada por Tom Singh en Reino Unido en 1969. Allí ocupó los cargos de director de compras, marketing y diseño, y de director general de operaciones. Previamente, trabajó en Debenhams, Topman y River Island, tres marcas textiles también británicas.
Desde su llegada a Primark, Marchant fue visto como el sucesor del ya octogenario Arthur Ryan. Este, que quedó como presidente de la compañía, dijo estar “deseando trabajar con Paul para asegurar el éxito continuo y el desarrollo futuro del negocio”.
Ambos se parecen en el secretismo que rodea sus vidas. Poca información se conoce de la vida privada de Marchant, si está casado o tiene hijos, mientras que de Ryan no se sabe siquiera su fecha de nacimiento. De hecho, aunque tenía la costumbre de visitar sus tiendas una vez cada 15 días, pocos empleados eran capaces de verle: acudía con la cabeza gacha y rodeado de personal de seguridad. Se dice que su casa es una de las más protegidas de Irlanda y es que su propia seguridad es una de las grandes preocupaciones de este empresario desde los tiempos del IRA, cuando el grupo terrorista trató de secuestrar a uno de los hijos del fundador de Associated British Food.
Para Marchant, que habla de Ryan como un “buen amigo”, dar el paso de ocupar su puesto fue un reto “emocionante”. “Cuando se presentó la oportunidad de tomar las riendas de Primark, la decisión fue muy fácil de tomar. Es un honor haber tenido esta oportunidad”, declaró. Desde entonces han trabajo juntos y el camino ha sido fácil gracias a que comparten “puntos de vista muy similares del negocio”.
A pesar de los recientes cambios de imagen, el lema de la compañía de textil sigue siendo ropa a bajo coste. Recientemente, en una entrevista preguntaron a Marchant si creía que la recuperación de la crisis podría perjudicar su negocio. A España llegó en 2006 y ha vivido su gran expansión en el periodo de turbulencia económica. Sin embargo, el consejero delegado de Primark cree que esto no va a suceder: el que los bolsillos de los clientes estén más llenos va a repercutir en que sus bolsas también lo estén, explicó a Efe.
A diferencia de sus grandes rivales, la marca irlandesa descarta por completo entrar en el negocio electrónico. “Por cuestiones de márgenes, no ganaríamos dinero vendiendo online”, declaró. Prefieren centrarse en ofrecer una experiencia al consumidor, algo que están consiguiendo con sus nuevas tiendas, que han duplicado su tamaño en los últimos meses: de los 3.500 metros cuadrados a una media de 5.300. Además, la marca quiere llegar también al mercado americano y acaba de cruzar el charco con la apertura de un establecimiento en Boston. Para el próximo año, tiene prevista la inauguración de otras ocho tiendas.
En toda esta expansión y crecimiento de la marca, Primark tiene en mente el desastre vivido en el edificio Rana Plaza de Bangladés, que se desplomó en abril de 2013 causando la muerte a más de 1.100 personas e hiriendo a otras 2.500. El inmueble albergaba varias fábricas que producían ropa para 28 marcas, entre ellas, Primark. “Nos hemos centrado en la responsabilidad ética. Realizamos miles de auditorias en las fábricas de los proveedores cada año, incluyendo las de Bangladés”, explicó Marchant durante el discurso de la ceremonia de los Premios Business & Finance, en la que fue galardonado como uno de los principales empresarios irlandeses.