El mundo, pendiente del PIB chino que se conoce mañana
China, y también el resto del mundo, aguarda a conocer este lunes los datos de su Producto Interior Bruto (PIB) del tercer trimestre, un periodo teñido de pesimismo para el que la mayoría de los analistas prevé un crecimiento inferior al 7% de los dos primeros trimestres.
La desaceleración económica de la segunda potencia mundial parece haberse profundizado entre julio y septiembre, mientras el gigante asiático alimentaba la incertidumbre global con el descalabro de las bolsas o las devaluaciones de su moneda, el yuan.
El devenir de China tiene preocupados a gobiernos, empresarios e inversores de todo el mundo y les está obligando a revisar sus estrategias y planificaciones, como ocurrió con la Reserva Federal estadounidense, que aplazó su esperada subida de tipos de interés por las dudas planteadas por el gigante asiático.
Pese a la desconfianza de los mercados internacionales, el Gobierno chino defiende la fortaleza de su economía y espera cumplir su gran objetivo macroeconómico de crecer alrededor de un 7 % este año.
“La economía todavía opera dentro de los márgenes razonables, con una mejora de la calidad de desarrollo y un eficaz control de riesgos”, aseguró recientemente el primer ministro, Li Keqiang.
La ralentización china era esperada por Pekín, que hasta cierto punto la promovió para hacer su modelo económico más sostenible y reorientarlo hacia el consumo doméstico, restando importancia a la exportación y las inversiones.
Sin embargo, en la transición de la vieja a la nueva etapa el gigante asiático se encuentra en un terreno desconocido: baja la actividad manufacturera y el comercio exterior, que acostumbraba a tirar de la economía, registra agudas caídas.
En lo que va de año, las exportaciones han descendido un 1,8% interanual y las importaciones se han hundido un 15,1% para un retroceso de los intercambios con el extranjero de un 7,9%.
El comercio exterior ha ido a peor en el tercer trimestre y, como consecuencia, la actividad industrial ha entrado en contracción, pero en cambio el consumo minorista repuntó en julio y agosto (aún no se conocen los datos de septiembre), así como la inflación.
En el trimestre anterior, las autoridades recurrieron a los estímulos monetarios para apuntalar el crecimiento hasta el 7%, igual que en el primero, un instrumento al que en el pasado trimestre sólo acudieron una vez: el pasado 25 de agosto con un “doble recorte” (de tipos de interés y coeficiente de caja).
La crisis que se vivió este verano en las bolsas chinas centró buena parte de la atención en los últimos meses y mañana las cifras del PIB permitirán calibrar hasta qué punto el pinchazo de la burbuja que se había generado en los parqués afectó a la economía real.