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En el cabo Formentor

Un oasis de lujo en el último rincón de Mallorca

Un enorme jardín separa al edificio de la playa de la isla Con un equipamiento de descanso especialmente seleccionado

Un completo oasis. A aproximadamente una hora en coche de Palma de Mallorca y a otros tantos minutos de Port de Pollença, la última localidad de la isla previa al comienzo del cabo de Formentor, se levanta el hotel Barceló Formentor. El gran edificio, de blanco inmaculado, contrasta entre el verde del final de la sierra de Tramontana y el azul cristalino de las aguas del Mediterráneo.

Construido en 1929, el hotel conserva la arquitectura y formas propias del archipiélago, de fachadas blancas, techos bajos y terrazas en los pisos inferiores. Parte de las 122 habitaciones decoradas al estilo Belle Époque cuentan con vistas a la serranía. El resto de suites goza de vistas al mar y a un enorme jardín, repleto de pinos, flores y enredaderas que a la vez dan sombra a uno de los cinco restaurantes con los que cuenta el hotel, además del propio bar.

El Colomer, en el centro del edificio, ofrece una cocina internacional y mediterránea, con servicio de desayuno y cena menú o a la carta en una gran terraza desde la que se contempla el mar. El Pi, junto a la gran piscina del hotel, destaca por su cocina creativa. L’Espigó, La Veranda y Platja Mar se sitúan a pie de una idílica playa, a pocos minutos andando del Barceló Formentor. A todos ellos pueden acudir personas ajenas al hotel, ya sea en coche o en barco, las dos únicas formas de acceder a este rincón perdido en la isla.

El equipamiento de descanso de las habitaciones ha sido un capricho específico del director del hotel, con sábanas de 300 hilos por las que más de un cliente ha pagado su precio para llevárselas a su hogar. Asimismo, cuentan con otras comodidades preparadas para el confort de los huéspedes, desde televisiones de 42 pulgadas hasta servicio gratuito y rápido de wifi, pasando por grandes y cómodas camas, albornoces, zapatillas o servicios de masaje y tratamiento de belleza, estos últimos, a pocos metros de la playa.

El deporte también tiene su hueco en este predilecto hotel, que organiza excursiones náuticas o clases de tenis, vela y equitación.

El precio medio de las habitaciones, desde los 300 euros la noche.

La luna de miel de Grace Kelly

Quizá por su ubicación privilegiada, apartado del mundanal ruido, han sido muchos los personajes ilustres que han escogido este hotel como lugar de descanso.

El argentino Adan Diehl construyó este edificio y albergó en su interior sus obras de arte. Por eso, desde el comienzo se convirtió en un lugar de peregrinación para escritores, artistas y pensadores, que encontraron en Formentor ese lugar que buscaban.

Más personas célebres han dormido en sus camas. Winston Churchill, Charles Chaplin, Audrey Hepburn o el Dalai Lama han sido algunas de ellas. También fue el sitio en el que desembocó la boda entre la actriz irlandesa Grace Kelly y el príncipe heredero de Mónaco, Rainiero III.

Y no solo por su tranquilidad, sino que también por la seguridad de su emplazamiento, ha sido el escenario escogido para celebrar varias cumbres políticas internacionales.

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