Cannes en siete escenas
La Riviera es la imagen del glamour y el ‘charme’ y Cannes simboliza ese encanto como ninguna ciudad.
No diga lujo, diga Cannes. Villas imponentes, hoteles carísimos, tiendas exclusivas, coches excepcionales por doquier, yates privados anclados en la bahía, a cual más desmesurado, y flashes, muchos flashes. La mayoría de las veces serán de turistas inmortalizando a alguna celebridad de rancio abolengo o recién horneada en el Olimpo de la fama.
Si acude en primavera, los reflectores serán mayores y profesionales, porque la ciudad se engalana para el festival internacional de cine más famoso del mundo tras los Oscar de Hollywood. No se deje embaucar por la fachada y descubra todos los rincones de este antiguo pueblito de pescadores en la Costa Azul.
1. Casco antiguo
Para hacerse una idea de Cannes tendrá que subir a su cima, La Suquet, a la que se accede por una peculiar y empinada calle, Saint Antoine, en la que se topará con numerosas tiendas y restaurantes, mucho menos glamurosos y artificiales que los que salpican el gran paseo de la Croisette. En lo más alto del barrio, la plaza de la Castre, los romanos se instalaron para vigilar mar y tierra; siglos después fueron los monjes de Lérins quienes construyeron una torre para alertar contra los sarracenos.
2. Una plaza con vistas
La plaza de la Castre es, junto con la torre de Suquet, un mirador privilegiado para contemplar la bonita bahía de Cannes. Esta antigua atalaya de unos 20 metros de altura y 109 escalones es uno de los símbolos de la ciudad y se puede visitar, al igual que la iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza, la más antigua de Cannes (data del siglo XVI), y el castillo medieval donde vivían los abades de Lérins y su capilla, que actualmente alberga el Museo de Castre.
En él destacan las colecciones de arqueología antigua y medieval y los fondos etnográficos de Asia, América y Oceanía. El museo organiza visitas guiadas por el barrio que le descubrirá lugares insólitos, algunos cerrados al público.
3. Sabores locales
Muy cerca del puerto viejo (Vieux Port), en el muelle de Saint Pierre, está el más famoso mercado de Cannes, el Marché de Forville. Un antiguo edificio provenzal donde podrá degustar y comprar todo tipo de productos frescos locales de primera calidad. No se confíe porque cierra pronto. En los alrededores del mercado proliferan pequeños restaurantes y chiringuitos para tomar vinos, fiambres, quesos, foie, pescados y mariscos, especialmente ostras. Uno de los más populares y frecuentados es la Cave Forville.
4. Todos los caminos conducen a pasear por la calle Meynadier
De regreso al centro de la ciudad por alguna de sus estrechas y sinuosas calles, bien vuelva por la misma Saint Antoine o tome Mont Chevalier, llegará a la vieja Meynadier. Antiguamente fue la principal vía de la ciudad, la rue Grande, hoy cerca de la Croisette.
Es una zona peatonal muy animada por sus tiendas tradicionales y pequeños restaurantes frecuentados por locales y turistas. Andando descubrirá las bonitas casas del siglo XVIII, con sus ventanas y puertas originales y, sin darse cuenta, llegará al famoso Forville.
5. El bulevar más chic
La Croisette, el paseo marítimo, es la imagen más internacional de Cannes y una de las zonas más bonitas y bulliciosas. Su origen se remonta a 1838. Palacios y hoteles de lujo salpican el paseo, para satisfacer caprichos de la nobleza y alta burguesía europea de primeros del siglo pasado y que hoy comparten aristócratas venidos a menos, socialites, nuevos ricos y famosos venidos a más.
Para hacerse una idea de esa belle époque, le recomendamos recorrer la Croisette muy temprano antes de que los turistas invadan la zona.
Allí encontrará también las tiendas más exclusivas, un desfile interminable de coches de lujo y las playas más bonitas de Cannes –públicas y privadas, como la Bocca y la Midi– a lo largo de tres kilómetros y desde las cuales se avistan los superyates anclados en la bahía y las islas Lérins.
6. De cine
El emblemático Palacio de Festivales y Congresos es uno de los más famosos del bulevar de la Croisette. Salvo que acuda en mayo, cuando la ciudad se viste de gala para recibir a las estrellas del celuloide en su famoso festival de cine, le defraudará. La alfombra roja sobre los 24 escalones solo se extiende en la ceremonia de apertura. Un consuelo: 400 huellas de las manos de famosos decoran el paseo de la fama junto al palacio.
7. Por tierra, mar y aire
Ubicada a 30 km de Niza, a 60 de la frontera italiana y a 635 de Barcelona, viajar a Cannes es fácil. El aeropuerto de Niza está a solo 24 km. Allí aterrizan más de 50 compañías. El aeródromo de Cannes, el Cannes-Madelieu, sirve sobre todo para vuelos privados.
Varias líneas de tren europeas llevan a Cannes, aunque tendrá que hacer más de un transbordo. El coche es una forma práctica de llegar y recorrer los alrededores. Viajar a Cannes por mar es hoy un lujo al alcance de plebeyos. Varias compañías de cruceros hacen escala en esta ciudad, entre ellas, Norwegian Cruise Line. Una semana desde 1.979 euros en una increíble minisuite en es.ncl.eu.