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Columna
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AirAsia despliega las alas

Una adquisición de AirAsia requiere un vuelo de fantasía. Su cofundador, Tony Fernandes, necesitaría alrededor de 800 millones de dólares (unos 712 millones de euros) de financiación adicional para que la mayor aerolínea de bajo coste de Asia fuera privada. Aunque las ofertas de capital riesgo son poco comunes en la industria cíclica, podría tener sentido para los inversores dispuestos a apostar por una recuperación de Malasia y por los bajos precios del petróleo.

Las acciones de AirAsia han estado bajo presión desde que GMT Research, con sede en Hong Kong, cuestionó las cuentas de la compañía aérea en junio, acusándola de usar transacciones con filiales deficitarias para mejorar sus ingresos. La acción se ha recuperado parcialmente, pero sigue estando un 38% por debajo de donde estaba antes de que el informe apareciera en junio –incluso tras un rebote del 6% después de que Reuters informara de que Fernandes está considerando una adquisición–.

Teniendo en cuenta las medidas convencionales AirAsia parece barato. Sus acciones cotizan en menos de seis veces sus beneficios previstos para los próximos doce meses, de acuerdo con Eikon. Su rival filipina Cebu Air está valorada en más de 7 veces, mientras que la china Spring Airlines cotiza en un múltiplo de 26 veces.

Con la deuda neta en 2.400 millones de dólares a finales de junio –lo que equivale a seis veces su previsión de Ebitda– financiarse más sería una exageración. Por lo tanto, Fernandes tendría que encontrar alrededor de 800 millones para comprar las acciones que él y su socio aún no poseen, suponiendo una modesta prima del 15%.

Puede que los menores costes de la energía ayuden. Hay riesgos, por supuesto. El exceso de oferta sigue siendo un gran problema en el sudeste asiático. Y las únicas compras de éxito en aerolíneas de la región han estado tradicionalmente respaldadas por el Estado. Pero incluso si Fernandes no logra cerrar la adquisición, los comentarios por sí solos le han dado un alza.

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