Operaciones sin espacio
Desde julio, solo cuatro de cada 10 compradores corporativos estadounidenses han experimentado un aumento en los precios de sus acciones después de anunciar una adquisición de al menos 1.000 millones de dólares (casi 900 millones de euros), según datos de Thomson Reuters. Es la primera caída por debajo de la mitad en cuatro años. El final de un auge de las fusiones y adquisiciones puede estar cerca.
Tras una larga mala racha después de la crisis financiera, los ejecutivos recuperaron la confianza para ir de compras a principios del año pasado. Inicialmente hubo una amplia oferta de combinaciones sencillas, a menudo llenas de ahorros de costes para justificar las primas. La actividad de fusiones en el mundo creció hasta los 3,4 billones de dólares el año pasado.
En el primer trimestre de 2014, el 80% de los compradores que desvelaron acuerdos lograron un valor de mercado superior. El agradecimiento de los accionistas disminuyó a lo largo del año y solo rebotó de enero a marzo de 2015 a una tasa del 70%. El contragolpe de los últimos tres meses puede, sin embargo, durar más.
Una de las razones es que las fusiones son cada vez más aventureras y complicadas –y muchas también en dependen de las ganancias en los ingresos, no solo de los recortes de costes, para su justificación financiera–.
XPO Logistics perdió un 13% en su valor de mercado cuando se dieron a conocer a principios de este mes sus planes para comprar el operador Con-way por 3.000 millones de dólares. El plan de 12.500 millones de dólares de Coty para absorber la división de belleza de Procter & Gamble utiliza una compleja estructura Morris Trust, que puede haber contribuido a la reacción desfavorable de los accionistas.
Es fácil culpar a los inversores sacudidos por un episodio de volatilidad del cambio de opinión sobre las fusiones y adquisiciones. Posiblemente, las propias ofertas se están volviendo demasiado volátiles.