El coste del despido en banca se eleva un 40% en tres meses
Los nuevos ajustes laborales de las grandes entidades a comienzos de año, con CaixaBank a la cabeza, elevan la indemnización por despido a siete veces la media nacional.
Los trabajadores del sector financiero despedidos durante el segundo trimestre del año percibieron una indemnización que de media fue un 40% superior a la compensación que cobraron quienes perdieron su empleo en banca en el arranque del año.
En concreto, el coste medio del despido en el sector ascendió entre abril y junio a 76.835 euros frente a los 54.313 que las entidades pagaron entre enero y marzo. El motivo de fondo para esta espectacular variación es la fuerte dualidad que se ha impuesto en los últimos años en el tipo de indemnización que abona la banca, marcado con fuerza por el tamaño y la salud de las entidades que despiden en cada periodo.
Así, de un lado está la gran banca que, por tradición, reputación y posibles, en algunos casos llega a pagar compensaciones que se sitúan aún por encima de las que obliga a pagar la ley cuando no hay causa que justifique el despido. De otro, están las entidades financieras de menor tamaño, especialmente las que han recibido asistencia pública, que han rebajado con fuerza las compensaciones que aprueban en sus ajustes de plantilla.
En cifras
10.967
euros es la indemnización por despido que se paga de media en el conjunto de sectores frente a los 76.835 que se abonan en el ámbito financiero.
50
días de salario por año trabajado más primas de hasta 100.000 euros se han llegado a ofrecer en algunos de los ajustes laborales recientemente pactados en la banca.
Con todo, incluso en este último caso las indemnizaciones que se pagan superan con mucho los mínimos legales que establece la última reforma laboral. De hecho, la indemnización media por despido que recibe cada trabajador del que prescinde la banca es siete veces superior a la que se abona de media en el conjunto de sectores del país, según los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Y también siete veces la que se concede en el sector servicios en general.
Partiendo de estas proporciones, conviene contextualizar que el fin de buena parte de los ajustes pendientes del pasado año permitió rebajar con fuerza el coste de la indemnización media por despido en banca durante el primer trimestre del año. Esta, concretamente, llegó a caer a su nivel más bajo en los dos últimos años.
En primavera, sin embargo, comenzaron a retomarse los ajustes de la gran banca española. El caso más destacado de dicho periodo fue del CaixaBank que, tras absorber el negocio minorista de Barclays en España, puso en marcha un ajuste de 975 trabajadores a los que, además de un potente plan de recolocaciones, ofreció indemnizaciones de 38 días de salario por año trabajado, por un mínimo de 65.000 y un máximo de 310.000 euros.
Si bien este proceso ha contribuido con fuerza a elevar el coste medio del despido en el sector, el listón promete no decaer en los próximos meses. La propia CaixaBank ha acometido desde entonces un segundo ERE para solventar las duplicidades de su red que afecta a 700 personas más. Aunque dada la edad de los afectados buena parte se saldará con prejubilaciones, la entidad ofreció al resto de afectados 45 días de salario por año trabajado, límite en 42 mensualidades y primas adicionales por antigüedad.
Aún más allá, BBVA acaba de cerrar un ajuste de 1.557 empleados en Catalunya Banc, con recolocaciones, prejubilaciones y 1.066 voluntarios a los que se ofrecen hasta 50 días de sueldo por año trabajado más 100.000 euros de prima. Así, solo el intervenido Banco Madrid, que ha pagado 33 días por año (más primas), amenaza con contener otro alza en el coste del despido del sector.
Los roces se trasladan al marco laboral
Los severos procesos de ajuste que ha llevado a cabo la banca durante la crisis, en los que ha prescindido de un total de 70.000 empleados y ha cerrado 14.000 oficinas, fueron los responsable de romper la histórica paz social que había reinado en el sector financiero cuando las entidades con problemas comenzaron a abonar indemnizaciones inferiores a las acostumbradas y más pegadas a los mínimos legales que marca la reforma laboral. Concentraciones, parones y protestas se volvieron moneda de cambio habitual en lo que parecía el máximo punto de tensión laboral que ha vivido el sector. Cerrados estos procesos, y con la gran banca manteniendo el pago de cuantiosas indemnizaciones la espita se abre ahora con mayor virulencia por otro frente: el de las condiciones laborales. Ante el desacuerdo frontal con las premisas que vienen defendiendo las distintas patronales en la negociación de los nuevos convenios de bancos y cajas, los sindicatos han amenazado con convocar este otoño una histórica huelga sectorial que amenaza al conjunto del sector financiero. La propuesta de las entidades de congelar las pagas ligadas a beneficio, acabar con las primas por antigüedad y los ascensos automáticos, o la pretensión de liberalizar horarios, son algunos de los puntos de mayor fricción.